Se le llama “lugar comĂșn” a aquellas frases o ideas que son repetidas hasta el cansancio, hasta que casi pierden el sentido. Cuando decimos un lugar comĂșn, aunque este contenga una gran verdad o sabidurĂ­a, el peso de su naturaleza le restarĂĄ fuerza a lo que queremos decir, es mĂĄs, es muy probable que nuestro mensaje se pierda porque utilizamos una fĂłrmula muy sabida, muy dicha, muy desgastada.

Decir que Gustavo Cerati fue un gran mĂșsico, un excelente compositor, instrumentista, en fin, un gran artista, es caer en los terrenos de los lugares comunes. TambiĂ©n cuando aseguramos que Cerati junto a los integrantes de Soda Stereo transformaron el panorama de la mĂșsica, principalmente la mĂșsica en español al abanderar el llamado “rock en español” o, dicho de una forma con mayor sentido de apropiaciĂłn, “rock en tu idioma”. Pero claro, como todo lugar comĂșn, aunque hayamos escuchado estas y otras muchas frases que tratan de describir la brillante carrera de Cerati y su agrupaciĂłn principal, lo cierto es que no carecen de verdad, ni de relevancia, ni de pertinencia, pues la mĂșsica de Cerati sigue sorprendiĂ©ndonos, sigue ganando adeptos en las nuevas generaciones y, a los seguidores de mĂĄs tiempo, sigue transportĂĄndolos, al menos por unos instantes, a una Ă©poca que ya solo existe en las profundidades ambiguas  de la deliciosa nostalgia.

A estas alturas del siglo XXI la mĂșsica de Cerati en nuestros añejos estantes de CDs, casettes o de vinilos —ahora con una reputaciĂłn renovada—o, para ser mucho mĂĄs simples, en las listas de reproducciĂłn de nuestro servicio de streamingfavorito es tanto como un lugar comĂșn, pero no por simple —recordemos que estos pueden contener gran valor— sino porque no sorprende que Cerati o Soda aparezcan en nuestras colecciones. Ya sea porque es un referente obligado, porque es “normal” que nos guste sobre todo si somos latinoamericanos, si somos en resumidas cuentas rockeros o rondamos las cuatro o cinco dĂ©cadas de vida.

Por que sĂ­, Cerati con Soda Stereo escribiĂł gran parte de la historia del “rock en español” —camino apuntalado por otros nombres mĂ­ticos como Spinetta, Los Abuelos de la Nada y Los Redonditos de Ricota—. AbanderĂł el sonido de un movimiento que estaba ĂĄvido de identidad, de pertenencia y de libertad despuĂ©s de la atroz Dictadura y luego de una guerra que destrozĂł el gran ego argentino, la de las Malvinas, en gran parte porque la resistencia de ese paĂ­s sudamericano posterior a la derrota consistiĂł en cancelar de la radio toda la mĂșsica en inglĂ©s. Soda Stereo liderada por Cerati confeccionĂł el sonido de su generaciĂłn, porque los grandes mĂșsicos hacen eso, dictan cĂłmo suenan las Ă©pocas, dicho de otra forma: ponen elsoundtracka las generaciones.

ÂżA quĂ© lugar lejano nos lleva “Persiana americana” o “Cuando pase el temblor? A algunos les recordarĂĄ un barecito en el que siempre suena rock de los ochenta-noventa porque su dueño es un rockero aferrado, a otros les recordarĂĄ la Ă©poca en la que aprendieron a tocar la guitarra o en la que covereabana Soda con su grupo, a otros cuando llamaban a las estaciones de radio para pedir una canciĂłn y por fin poder grabarla en un cassette, a otros grandes afortunados les remitirĂĄ a conciertos inolvidables y vibrantes. TambiĂ©n nos puede recordar que la disoluciĂłn de Soda Stereo en 1997 terminĂł de echar el cierre a una Ă©poca que no deja de rememorarse. A otros les recuerda que el proyecto en solitario de Cerati sonaba a otra cosa pero muy bien y que, sobre todo, continuĂł con esa difĂ­cil labor de reinventarse con cada disco; algo que, aunque suena a un lugar comĂșn, es una tarea que no todos los mĂșsicos —o los artistas en general— pueden hacer. Y si de algo estamos seguros es de que Cerati siempre entregĂł discos tan distintos que son la muestra fehaciente del gran talento que tenĂ­a y de los pasos agigantados que iba dando como si fuera de lo mĂĄs natural.

Para otros la imaginaciĂłn no vuela a varias dĂ©cadas atrĂĄs al escuchar a Cerati, pero sĂ­ que los lleva a ese momento donde escuchĂł la mĂșsica sorprendente de un rockero argentino que se despidiĂł de este mundo de una forma terrible y abrupta. Aunque los nuevos escuchas de Soda Stereo o Cerati sean muy jĂłvenes —y por tanto ajenos a toda la carga nostĂĄlgica, social e histĂłrica de los mismos— quedan prendidos de su versatilidad, de la “mucha” mĂșsica que generaban tan solo tres mĂșsicos, de las letras apasionadas, divertidas y de diversas lecturas, del  virtuosismo de Cerati en la guitarra y la elegancia de Zeta Bosio y Charly Alberti en sus respectivos instrumentos.

Pero sĂ­, tambiĂ©n habrĂĄ quiĂ©n no se detenga a escuchar a Soda y le pesen mĂĄs los prejuicios, que al sonar la mĂșsica de Cerati de inmediato le asigne la etiqueta de “pasada de moda”, de “todo me suena a lo mismo”, de “lugar comĂșn” —en sentido peyorativo—. SĂ­, es verdad, no es obligatorio que a todos les guste Soda Stereo y Cerati, pero una cosa son los gustos y otra muy distinta es reconocer la mĂșsica bien hecha, y si algo hizo bien Gustavo Cerati fue mĂșsica. MĂșsica que permanece, que ha trascendido, que sĂ­, como decĂ­amos, se ha convertido en un “lugar comĂșn”, ahora dicho como un derrotero al que debemos de llegar sĂ­ o sĂ­, porque Cerati nos dejĂł canciones para fantasear, para ser perversos, para disfrutar un paseo en moto, para escuchar en el asiento trasero de un auto, para corear en un bar con viejos amigos, para sacar en la guitarra —y darnos cuenta de que son terriblemente simples pero brutalmente hermosas—, para jugar con las metĂĄforas… para volar.

DespuĂ©s de todo no debemos olvidar que los lugares comunes no fueron comunes en un principio sino a fuerza de repetirse cientos o miles de veces, primero porque contenĂ­an verdad y luego porque fue la mejor forma de decir algo que no podĂ­a decirse otra forma. Y, aunque es cierto que no toda la mĂșsica que se repite hasta el cansancio es la mejor, tambiĂ©n lo es que hay mĂșsica a la que debemos prestar atenciĂłn por ese hecho, para descubrir por quĂ© moviĂł masas y por quĂ© sigue en los corazones de muchĂ­simas personas. Tal como sucede con la mĂșsica de Cerati.

Por Vonne Lara

Diseño libros e intento escribir otros. Amo la mĂșsica, la cultura, la ciencia y la tecnologĂ­a. MamĂĄ cĂłsmica.

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