Por Paco RodrÃguez
Hablar de Gustavo Cerati, teniendo apenas 25 años de vida no es cosa fácil. En plena era de la tecnologÃa, dónde el contexto histórico te denomina milennial, donde todo deberÃa ser práctico.
Me encuentro aquÃ, no como un ser único, sino en el sentido de que esto representa el sentimiento de aquellos millennials que nunca vieron a Soda en vivo, mucho menos a Cerati.
Gustavo Cerati es todo un emblema para la música latinoamericana, no sólo rock-pop, ya que fue pionero de los samples en su disco bocanada, un genio de las letras, aunque de forma paradójica el afirmaba que las letras era algo que se le complicaba bastante, ¿modestia falsa o verdadera? A quien le importa, los hechos están, y es que no son letras que hablen de lo tÃpico o recurran a la repetición de la fórmula, en todo caso la clave era no repetir la fórmula.
En algunas entrevistas, Gustavo mencionaba que el ya habÃa invertido muchÃsimo dinero y muchÃsimo tiempo en sus canciones como para que alguien llegara y las escuchara en mala calidad, y pues hoy en dÃa, si bien, el formato streaming mantiene una calidad muy buena, el formato fÃsico sigue siendo insuperable. Es tener un pedacito de lo que alguna vez estuvo al alcance de nuestras manos.
Asà como hoy lo admiramos a él, Gustavo admiraba a los grandes, los más grandes, con influencias de The Beatles, The Police, Genesis, Spinetta, Sui Generis, Mercedes Sosa…
TenÃa esa capacidad impresionante de absorber todo aquello, mezclarlo en su mente y después te lo mostraba sin que se pareciera a nada antes creado pero con una sensación de que ahà habÃa algo conocido.
De entre su gran lista de colaboraciones podrÃa destacar que grabó con la ya mencionada Mercedes Sosa, que por cierto a él lo ponÃa muy nervioso y más cuando de boca de La Negra se enteró que la admiración era mutua; el grandÃsimo Roger Waters (y Shakira… Pero eso es otra historia) y el flaco Spinetta, el cuál decÃa que era un sueño cumplido, pues de entre sus frases épicas, él proliferaba “Mereces lo que sueñas”.
Se dice que Gustavo era un ser que se adelantó a su época, está de más hablar de eso, pues es notorio, ponga cualquier disco de Gustavo en solitario o con Soda y sonará tan vigente y tan raro como el dÃa del estreno, pero hay otro aspecto tal vez no tan enfatizado, era alguien adelantado ya que pareciera que ya sabÃa su destino, ya sabÃa lo que le tenÃa que ofrecer al mundo y ya sabÃa lo que el mundo le darÃa a cambio.
Desde niño tenÃa este gusto por la música, y hacÃa sus primeros recitales en la sala de su casa con una presentación muy particular, – Con ustedes, el más grande músico de Latinoamérica, Gustavo Cerati- y vaya que sà lo fue.
Ejemplos como este hay muchos a lo largo de su discografÃa, Zona de promesas parece un canto con años de anticipo para despedirse de su madre; Siempre es hoy, deja ver entre lÃneas que de alguna u otra forma siempre estará presente;  Nacà para esto, da una tenue declaración de que ya sabÃa cómo iba ser su vida; Ella uso mi cabeza como un revolver se acerca a una acusación de cómo fue su muerte…
En fin, quizás sea un intento de mi mente por idealizar aún más al genio, pero las letras están, pase y juzgue.
Repito, soy milennial, nunca lo vi en vivo, escribà esto desde un smartphone pero en forma de homenaje mantengo viva su esencia, y tengo su música como él alguna vez mencionó que era el mejor formato. Vinilos y Gustavo, un perfecto pretexto para hablar de la nostalgia, una nostalgia rara pues aunque sólo quedan los vestigios de aquellas presentaciones en vivo, sin saber realmente cómo fue, quiero poder estar allà de nuevo.
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