Laberintos Mentales
Por Arantxa de Haro / Imagen: The art of clean-up’. Ursus Wehrli
Es noche, y Sara siente mucha ansiedad. Siente el corazón acelerado, y escalofríos. “¿Qué será?” se pregunta. Intenta conciliar el sueño, pero un pensamiento repetitivo le taladra su mente:
“Tienes la culpa, tienes la culpa, tienes la culpa”
La culpa de qué, no sabe. En el fondo, sabe que ese pensamiento es desproporcionado e irracional, sin embargo se siente inevitable, atormentante. Para callar el recurrente pensamiento¹ cierra sus ojos, pero eso no ayuda, lo hace peor.
TIENES LA CULPA, TIENES LA CULPA, TIENES LA CULPA…
Le grita su conciencia. Abre sus ojos de un golpe, agitada. Se queda mirando al techo. Afortunadamente esa voz no la escucha tal cual, por lo que la idea de ello le reconforta momentáneamente. Sus lecturas de autodiagnosticamiento no indican psicosis. Sin embargo, su búsqueda obsesiva en Google² le arrojó que, en cambio, el enrojecimiento en sus manos eran una dermatitis. En un momento de angustia meses atrás, acudió al doctor. “Deja de lavarte las manos tantas veces al día, no te vas a morir por un poco de mugre” el médico le dijo. “Pero… ¿y sí me enfermo, o me contagian de algo, y muero…?” Sara decía con auténtico terror. “Pues creo que es más económico aliviarte de un catarro que quitarte esta dermatitis”.³
Sara, que tan cuidadosa es con sus finanzas, cuenta con regularidad cuántos pesos y cuántos centavos tiene en su cuenta, es conciente de cuánto cuesta cada aspecto de su vida. Al calcular el costo de las cremas dermatológicas contra los antigripales, en ese momento sintió un dolor en el codo. Su dermatitis no se repitió, pues comprendió el peso económico de su compulsión.
Esas memorias vertiginosas visitaban su mente aún en esa noche insomne. ¿De qué manera dejo de sentir este horrible sensación en el pecho?” se pregunta Sara. El reloj marca la 1 de la mañana. Se levanta de la cama, y empieza a caminar por la habitación, paseándome de un lado a otro. El podómetro de su reloj sigue contando los pasos, recuerda que su vida la contabiliza por estadísticas, siempre superado los diez mil pasos por día. Mientras su conteo subía 3101, 3102, 3103… ⁴después de haberse reiniciado a la medianoche, sin tomarle por un momento atención a los indicadores que el monitor de su muñeca reportaba a la nube y al big data vía Bluetooth, seguía preguntándose: “¿Qué he hecho mal? ¿Habré olvidado algo? Seguro olvidé algo”.
Sara se echa a correr, revisa el cerrojo de la puerta, la revisa tres veces, mientras vuelve a revisarla repetidamente como en una especie de amnesia breve “¿y sí la revisé bien?” se preguntaba. No era eso. Va a paso apresurado a la cocina y revisa que la estufa esté apagada o cerrada de las llaves. Teme una explosión repentina, o morir por la fuga de gas. ⁵”Por lo menos así podré conciliar el sueño”, se dice con ironía. Como tampoco era eso, se detiene. Escucha un goteo en el fregadero de la cocina.
PLOP, PLOP, PLOP…
Ya no es su conciencia sino el agua quien le desespera. Saca sus herramientas debajo del fregadero, y se dispone a arreglar el desperfecto. Le dan las 3 de la mañana, pues el resultado no le dejaba satisfecha. Cuando a medias ha terminado, se da cuenta que los libros de la sala están mal ordenado, se pone a ordenarlos por orden alfabético… no, por color… no, por tamaño… no, por editorial… Y cuando ha quedado satisfecha, le han dado las 5 de la mañana.
Ha pasado tanto tiempo y está tan cansada que regresa a su cama. Los pensamientos le han dejado un poco tranquila. Vuelve a recostarse, se da cuenta al ver la mesa de noche, que lo que había olvidado era tomarse el medicamento. Estira la mano, y al intentar agarrarlo, se escucha llaman a la puerta.
TOC, TOC, TOC…
Referencias:
[1] La Rumiación o el laberinto de los pensamientos. (2019, Agosto 9). Recuperado de https://www.areahumana.es/pensamiento-obsesivo-rumiacion/.
[2] CMS Medios. (2017, Octubre 16). Autodiagnóstico y automedicación, parte de cibercondría. Recuperado de https://www.informador.mx/Tecnologia/Autodiagnostico-y-automedicacion-parte-de-cibercondria-20170216-0117.html.
[3] García-Soriano, G., Carrió, C., & Belloch, A. (2016). Psicopatología de las compulsiones del lavado en el trastorno obsesivo-compulsivo. No todos los pacientes lavan por los mismos motivos. Recuperado de http://www.aepcp.net/arc/2016_21(3)-6.pdf.
[4] Sánchez , L. (2019, Mayo 30). TOC numerológico o aritmomanía: cuando no puedes dejar de contar. Recuperado de https://www.diariofemenino.com/psicologia/ansiedad/toc-numerologico-o-aritmomania-cuando-no-puedes-dejar-de-contar/.
[5] Revisar varias veces que la puerta esté cerrada tiene una explicación psicológica. (2018, Mayo 9). Recuperado de https://tn.com.ar/salud/lo-ultimo/revisar-varias-veces-que-la-puerta-este-cerrada-tiene-una-explicacion-psicologica_867818.
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