Laberintos Mentales

Por Arantxa de Haro / Cuadro por Stanislav Sidorov

Para protegerme de la tristeza del mundo exterior, intento refugiarme bajo el cobijo de un paraguas. Sin embargo, el muy traicionero termina empapándome cuando llueve debajo de él, mientras me asestan la cabeza unos rayos eléctricos, y paradójicamente el mundo exterior está soleado. Las nubes que se generan bajo el paraguas, no perdonan ni discriminan por sexo, edad, religión o raza¹, persiguen a quien sea. Hay días en que soy incapaz de soltar el paraguas, sólo espero que la sábana de la noche cubra la bóveda celeste, para intentar llegar a ese estado onírico y olvidar las dificultades. Cuando la marea de los problemas me abruma, rezo para que llegue a navegar hacia un mundo maravilloso de sueños, y si tengo suerte, anhelo me lleve la muerte mientras soy feliz un momento².

Llega el alba, las sábanas me atrapan. Mientras el sol se levanta, difícilmente puedo yo hacerlo. Pensar que tengo que enfrentarme en una junta a dar números de la compañía, y someterme al escrutinio de aquellas miradas inquisidoras, me revuelve el estómago. Me daría vergüenza que mis compañeros se enterasen del terror que me embarga de entorpecer mis palabras. El miedo al ridículo hace que a ellos les perciba más como monstruos que como humanos. La idea de ello me despega de la cama, y termino abrazando el inodoro. Jalo la cadena, y con el agua se va esa espuma amarillenta que nació de mis tripas, pánico espumoso carente de algo que en su momento fue alimento, puesto que la noche anterior el nudo en el estómago no me permitió comer. El temblor de mis manos y el empalidecimiento de mi rostro desaparecen en cuanto me reporto enfermo. Cesa el malestar³. Ahora me siento bien físicamente, pero moralmente un inútil. Un hombre de mediana edad, prisionero de su cama.

El tiempo que me he hecho, me hace pensar en la conversación que alguna vez tuve con mi abuela. Ella me decía que la nube también le había perseguido: “Tenía 30 años, ya había tenido mi tercer hijo. Mi pecho no daba leche y retumbaba en mis oídos el llanto de hambre de tu padre, entonces un indefenso bebé. Junto con él, yo lloraba durante horas”⁴. Se detuvo un momento, y me dijo: “En el seguro me recetaron unos medicamentos. Me los tomé y terminé dormida más de un día. Mis hijos se quedaron desatendidos. Y es por eso que desde entonces evito tomarlos, aunque sienta mucha desesperación en las noches”.

La medicina de ahora y la de entonces no es igual, sin embargo el miedo a la dependencia y el que te sienten mal los fármacos persiste, así como tomarse un ingrediente activo diferente al de la anterior vez, y que no haga efecto. Recostarse en divanes diferentes, y esperar que no lo juzguen. Ir a clases de remedios alternativos, usar audios de autohipnosis. La desesperación por quitarse del camino de esa pinche nube, y la envidia y rencor que se siente cuando a alguien ajeno se quita de la maldición con métodos con los que uno fracasó.

Irse a dormir y despertarse se ha vuelto una ruleta rusa. Puede que uno amanezca bien, puede que uno se sienta antipático, que se vuelva irritable, o ande como un globo que ha sido llenado con lágrimas, el cual puede explotar en llanto ante cualquier provocación⁵. Reposo la cabeza en la almohada y cierro los ojos como quien avienta un par de dados. Cualquiera que sea el resultado, intentaré cubrir mi rostro con una falsa sonrisa⁶ para evitar la crítica. Pese a todo, sé que tengo camaradas encubiertos, pues somos 300 millones perseguidos por la nube⁷.

Referencias:

[1] Efe. (2013, Deciembre 3). La depresión no discrimina por edades. Recuperado de https://www.abc.es/salud/abci-depresion-discrimina-edades-201210090000_noticia.html.

[2] American Academy of Family Physicians. (2019, Junio 11). Depresión: Lidiar con los pensamientos suicidas. Recuperado de https://es.familydoctor.org/depresion-como-tratar-los-pensamientos-suicidas/.

[3] Artiles Pérez, R., & López Chamón, S. (2009). Síntomas somáticos de la depresión. Recuperado de https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-pdf-X1138359309908974.

[4] National Institute of Mental Health (NIMH). (2014, Julio). Información sobre la depresión posparto. Recuperado de https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/informacion-sobre-la-depresion-posparto/index.shtml.

[5] MedlinePlus: Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. (2019). Depresión. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003213.htm.

[6] Redacción. (2019, Febrero 22). Qué es la “depresión sonriente” y por qué es más peligrosa que los otros tipos. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-47320704.

[7] World Health Organization. (2018, Marzo 22). Depresión. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression.

Por Arantxa De Haro

Escritor amateur, multidisciplinario por pasatiempo, aficionado a los idiomas

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