#EnElÚltimoTrago …
Por Fernando Rubí / Mezcalera Casa León Rojo
Una de las tantas cosas que nos gustan y sorprenden de los agaves es como toman de su entorno sus caracteristicas organolépticas (aromas y sabores). Los agaves tienen la capacidad de agregar de las condiciones climatológicas, de las plantas que los acompañan, de los polinizadores, de la fauna, … de su entorno, de cierta manera lo sintetiza para transformarlo en cualidades que se pueden encontrar en los mezcales; el entorno de los agaves marca pero no determina, este entorno en comunidad y en colaboración (lo que los franceses llaman terroir) es lo que otorga una característica de identidad, eso a pesar de que los mezcales sean elaborados de una misma especie pero con agaves distinta región tendran aromas disversos, es decir, son iguales pero diferentes.
Valga esta pequeña introducción para decir que al igual que los agaves nosotros no podemos, porque así lo decidimos, sustraernos de nuestro entorno. Este esfuerzo fue fundado por una mujer, está compuesto en su consejo por una mujer, nos gustaría tener más especialistas (biólogas, químicas, ingenieras, físicas, matemáticas, historiadoras, sociologas…) en el sector porque los hombres tienen unos vicios para trabajar que no compartimos. Entendemos el riesgo al que se exponen o al que podemos exponerlas es alto por el entorno en el cual nos movemos.
En nuestro camino nos hemos encontrado con grandes mujeres, puedo mencionar sin duda a doña Graciela Ángeles, una gran exponente del Mezcal de Oaxaca, que retomó el trabajo de su familia y su padre para potencializarlo y darle el reconocimiento que siempre ha merecido. Como a ella, conocemos a las Maestras Mezcaleras de la Costa Chica Guerrerense, de Michoacán, grandes catadoras de este elixir, pocas sin duda si son comparadas con el número de hombres que se encuentran en los distintos procesos de elaboración. Ellas no solo están ahí como cuidadoras y compañeras, muchas toman un papel relevante ante el desanimo e irresponsabilidad de muchos hombres, son ellas las que dentro de sus tantos roles (y en medio de entornos no tecnificados) guardan con cariño estos remedios:
- Varicela: baño con mezcal
- Susto/Espanto: limpia con mezcal
- Fiebre: algodón con mezcal en el ombligo
- Dolor de cabeza: paño con mezcal
- Muda de dientes: un poco de mezcal en el diente flojo para calmar el dolor
- Dolor de estomago/Empacho: sobar la panza con mezcal
- Cansancio: copita de mezcal
- Frio: café con piquete de mezcal
- Nacimiento: copita de mezcal
- Fallecimiento: copita de mezcal
- Tristeza: copita de mezcal
- Corazón roto: copita de mezcal
- Corazón contento: copita de mezcal
- Negocios: copita de mezcal
Ojalá que para todos nuestros males el remedio fuera una copita de mezcal, pero lo cierto es que esta realidad se nos pinta cruda por diversas razones: por permitir actos, por no denunciarlos, por permanecer en silencio, por ser de alguna manera complices al no alzar la voz (las cifras y los expertos nos cachetean a diario con nuestra realidad). Las comunidades nos han enseñado precisamente eso: comunidad, empatía, valor. También es cierto que en muchas comunidades persisten practicas que no compartimos y con las que estamos en desacuerdo. Lo que está mal está mal.
En este momento donde no queremos que las diferencias nos definan y dividan aun más, puede ser una copita de mezcal(el remedio para este mal) la que nos acerque y nos haga darnos cuenta que nuestras coincidencias son mucho mas poderosas juntas que nuestras diferencias pulverizadas, tomemos esa copita de mezcal para remediar juntos (mujeres y hombres) algo que es nuestra responsabilidad: construir una sociedad sin violenta y sin desigualdad.
“Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”. Mahatma Gandhi
La última y nos vamos …
Desde aquí hago un reconocimieto y agradecimiento para todas las mujeres que están en campo y en el campo, que se dedican junto con los hombres para hacerlo sustentable, para quienes muestran humildad para aprender de estas mujeres y hombres y no imponen la visión que el sistema judeo-cristiano les enseñó, y para las mujeres que me criaron: mi abuela, mi madre, mis tías, mi hermana y para todas las mujeres que me han enseñado y por lo que soy (en gran parte) lo que soy.
Para esta ocasión les sugiero un par de mezcales: Agave tequilana a 48º de Michoacán acompanado con una tarta de frutos rojos y uno de Agave angustifolia a 48º de Malinalco. Acompañen con unas ricas quesadillas y tlacoyos, compartan y conversen, encuentren en sus palabras y acciones asideros, sí eso no es suficiente agradezcan haber compartido momentos y deséense lo mejor en su camino.
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