Pido la Palabra
Involucramientos y Diversidades
Por Vica Rule / Fotografía: Fernanda López

El fuego y la ceguera
Para combatir la pandemia provocada por el virus del Covib19, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus recomendó a todos los países asociados a este organismo mundial no enfrentarla a ciegas, sino llevar a cabo miles de pruebas y poner en práctica un plan integral para recibirla. El 16 de marzo, en rueda de prensa, instó a cada país: “No es posible combatir un virus si no se sabe dónde está. Encuentren, aíslen, sometan a pruebas y cada caso que detectemos y tratemos limita la expansión de la enfermedad. Tercero, reducir la transmisión. No permitan que este fuego arda.”
En sentido contrario a la mayoría de los países afectados por el nuevo virus, las autoridades sanitarias de México eligieron combatirlo sin hacer pruebas y omitieron la recomendación del titular de la OMS de establecer un combate integral y no apostar todo al recurso exclusivo de la cuarentena. Es decir, el Gobierno Federal eligió combatir a ciegas a un enemigo volátil e invisible. Luchar contra el fuego de la pandemia con los ojos vendados.
Las malas decisiones y el desconocimiento a las recomendaciones internacionales de llevar a cabo “pruebas, pruebas, pruebas” y el no entender que la cuarentena por sí misma no detenía la trasmisión, sino que se tenía que establecer “medidas de detección, aislamiento y rastreo de contactos, que son la columna vertebral de la respuesta. en automático” era lo que podía ralentizarla y disminuir el número de víctimas.
Pienso que todos estamos ciegos;
Ciegos que pueden ver,
Pero no miran…
Esa estrategia errática colocó a México en la pésima estadística de ser uno de los países con mayor tasa de mortalidad por Covid19, con fecha de 29 de mayo México está, junto a Estados Unidos, Brasil, Italia, España y Reino Unido, en la lista de los países con mayor número de víctimas por la pandemia. Es cierto que, como en el caso de España, la compra de remesas de pruebas fue contra producente por la falta de efectividad y garantía de ellas, pero México tuvo el tiempo necesario para establecer los filtros y el control de calidad de esas posibles compras que hubieran significado salvar la vida de muchos mexicanos.
Los países que, relativamente controlaron la pandemia, establecieron el uso de cubre bocas, la elaboración masiva de pruebas y el establecimiento de fuertes medidas de confinamiento; China, Corea del Sur, Singapur, Japón. Países europeos como España, tuvieron que rectificar los errores iniciales y hacer los cambios de escenario pertinentes para disminuir los daños ocasionados en contagios y víctimas.
En América Latina, Argentina, llevó a cabo esos tres criterios para combatir el Covid19, sin abandonar las facultades de un Estado democrático estableció sanciones mínimas y razonables para los ciudadanos que rompieran la cuarentena: la mujer en el Parque de Palermo en Buenos Aires que unilateralmente decidió: “tomar el sol 20 minutos” mostró la complejidad entre el valor de la libertad individual y los derechos colectivos y universales.
Desde el 13 de marzo el titular de la OMS había instado a los gobiernos nacionales en el sentido de que “Nuestro mensaje a los países sigue siendo: deben adoptar una estrategia integral. No sólo pruebas. No sólo rastreo de contactos. No sólo cuarentenas. No sólo distanciamiento social. Háganlo todo.” Sin embargo, en México el Gobierno de la 4T y las autoridades sanitarias, en oposición, a la comunidad internacional eligieron no hacer las pruebas en el número necesario y requerido; soslayaron el uso de cubre bocas cuando ya la propia OMS lo había aceptado y se auto limitaron a una “política pública” de solo informar a la ciudadanía “quédate en casa”
Los resultados de una estrategia equivocada y a tientas en México, que privilegió garantizar la capacidad instalada, sobre todo en enfermos graves con asistencia de ventilador mecánico, menoscabó la posibilidad de un plan auténticamente integral para salvar vidas. El tercer error de las medidas contra la pandemia, por parte de las autoridades mexicanas, fue renunciar al poder del Estado para enfrentar la contingencia.
El principio abstracto de “nada por la fuerza, todo por la razón” en la realidad empírica y cotidiana se tradujo en la práctica de un distanciamiento social de carácter laxo y opcional. Lo que sí fue efectivo, en esta emergencia nacional, fue el argumento del miedo y una cultura preexistente de solidaridad de la misma sociedad civil, en la Ciudad de México y otras ciudades, que ocasionó el cierre de escuelas, universidades públicas y privadas, además de que el conjunto de la sociedad civil se confinara para auto protegerse. Para el Gobierno de México, la prioridad fue el cálculo político y el manejo mediático de la crisis sanitaria.

El opio de los políticos
En el principio del caos es la negación del problema, el desconocimiento de la pandemia; minimizar el peligro de la enfermedad a pesar de las evidencias científicas y cotidianas. En Wuhan, China la advertencia del médico Li Wenliang quien finalmente fallecería víctima de la pandemia que él mismo había denunciado. Fue una especie de sacrificio individual que anticipó en tiempo real la tragedia colectiva. mientras la pandemia anunciada avanzaba por varios países.
No obstante, el optimismo irreal ha sido el opio de los políticos. Por ejemplo, el director del Centro de Epidemiologia de España. Francisco Simón expresó en los momentos previos a la crisis sanitaria que “de llegar a España serie solo un cuadro gripal”. En México a pesar de que ya la OMS había instado a establecer medidas de distanciamiento social y advertido el sobre riego en adultos mayores de 60 años, en paralelo el Doctor Hugo López Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en rueda de prensa, a pregunta de una reportera, se refirió sobre el Presidente: “…casi sería mejor que padeciere coronavirus porque lo más probable es que él, en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente y va a quedar inmune. La fuerza del presidente es moral no es una fuerza de contagio”.
Mientras el 20 de mayo en España el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, en sesión del Parlamento, pedía disculpas al pueblo español: “Por los errores propios, dictados siempre, por la urgencia de los tiempos, por la penuria de los recursos…” En contraste, las autoridades sanitarias de México de manera lacónica solo apuntaron que no “había nada que celebrar” al término de la jornada nacional de “Susana distancia”.
Una Luz al final del túnel
Este 31 de mayo en el final de la tercera etapa de la emergencia nacional declarada en México la cifra lamentable de fallecidos es de 9, 779 víctimas y 87, 512 contagiados por lo que México ocupa el octavo sitio en el mundo en tasa de mortalidad de esta pandemia. También, se anunció, primero el pináculo de la contingencia para el día 6 de mayo, luego para entre el 7 y el 10. Lo cierto que al arribo del día 70 de la emergencia nacional el índice y la curva de contagios no ha disminuido.
La opinión pública nacional e internacional han advertido y, en algunos casos, han proporcionado elementos de un sub registro en cifras oficiales. La estadística real de víctimas del Covib19 en México, al igual que los sismos de 1995, quizás nunca la conozcamos realmente. La narrativa institucional a recurrido al argumento poco científico de que son temas imponderables y a partir de una “lógica” del “antes no pero ahora si” han desplazado, sin inmutarse, la prospectiva de la tasa de mortalidad del Cobid19 en México a 25 mil o más fallecidos.
Empero, en el actual desastre de la pandemia en México, el Presidente en algo si ha cumplido, cuando afirmo que “ya se veía una luz al final del túnel”. Como decía el filósofo esloveno Slavoj Žižek la luz al final del túnel es la luz del tren que se aproxima hacia nosotros para arrollarnos. Un tren o Estado que trata con guante blanco a la plutocracia nacional mientras anuncia el inicio del megaproyecto del Tren Maya para aplastar los reclamos necesarios de las resistencias comunitarias e indígenas en la defensa de sus territorios ancestrales.
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