TRES DE TRES

Por José Luis Enríquez Guzmán

Para 1967 el Piporro había trabajado casi exclusivamente con dos productoras: Producciones Zacarías, con quienes filmó diez películas, y Producciones Sotomayor, para quienes hizo ocho cintas. Fue esta última compañía la que le dio brillo a la parte más importante de su carrera cinematográfica, ya que filmó las películas más representativas del personaje norteño, pero también le provocó uno de los tragos más amargos de su carrera. Ese año la compañía dejó de convocar al Piporro para protagonizar sus producciones, por lo que el actor buscó trabajo con otras compañías. 

No obstante, el contrato cuasi exclusivo que había firmado le prohibía emigrar a otra productora. Por ende, el Piporro se alejó de la pantalla grande por casi tres años. Este fue el primer retiro, forzado, pero retiro, del comediante norteño. 

Durante una parte de su retiro forzado de los sets de filmación colaboró con la Caravana Corona, un grupo de cantantes y artistas que viajaban a lo largo del país llevando espectáculos itinerantes patrocinada por la cervecera del mismo nombre. Fue el dueño de esa empresa, el señor Vallejo, quien invitó al Piporro a colaborar con el evento. El cómico contó  que en las presentaciones siempre terminaban con él cantando cuatro o cinco veces las mismas canciones, ya que todo era a petición del público. A pesar de que la pantalla grande estaba siendo devorada por una de menor tamaño que satisfacía las necesidades de entretenimiento de las zonas urbanas, la naciente industria televisiva aún no contaba con la infraestructura necesaria para abarcar la totalidad del territorio nacional. Por eso, este tipo de espectáculos fueron los que sustituyeron, en buena medida, a la decadente industria del cine mexicano.

Entre los viajes en camión, las constantes presentaciones y las largas jornadas que estas generaban, el Piporro empezó a escribir una película que significaría su regreso a la pantalla grande, alejado de las grandes productoras. Los bocetos en sus “cuadernos de viaje” durante su estancia en la Caravana Corona se convirtieron en 1970 en la primera película escrita, dirigida, producida, actuada y con música compuesta por el Piporro: El Pocho (1970). El filme contaba la vida de Joe Garsha, un mexicano-americano que busca ser incluido en la sociedad estadounidense. Con este filme, el Piporro se convirtió en el primer actor cómico del cine mexicano en realizar su propia película.

Eulalio es el único actor mexicano que ha hecho lo que en cine se denomina un “autor completo”, que es aquel que realiza sus cintas casi completamente por cuenta propia. No obstante, las asociaciones chicanas la consideraron ofensiva, y fue censurada en los cines del sur de Estados Unidos. No obstante, el Piporro recibió el premio Diosa de Plata a mejor cómico de los Periodistas Cinematográficos de México. Empero, lo que el Piporro planteó como su regreso al cine, se convirtió en el inicio de un período de inactividad, impulsado por otros factores que podrán leer en la siguiente entrega.

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