
POR: ERNESTO PALMA F.
Las recientes movilizaciones de mujeres en nuestro paĂs, evidencian que ellas son el verdadero nĂ©mesis de AMLO y su nefasto rĂ©gimen. Es paradĂłjico que en un paĂs predominantemente machista, sean las mujeres las que tomen las calles para encarar al tirano. ÂżNo que muy machos?
El propio AMLO rehĂşye a las mujeres que lo cuestionan y le exigen justicia. Detrás de un atril, en un palacio amurallado y resguardado por militares, rodeado de una corte servil y de mujeres a las que utiliza de muro para ocultar su verdadera naturaleza misĂłgina, el presidente lanza sobre las mujeres disidentes, no sĂłlo gas lacrimĂłgeno y escudos antimotines, tambiĂ©n un ejĂ©rcito de siervos cobardes que descalifican el movimiento social más legĂtimo y autĂ©ntico de nuestros tiempos: el feminismo.
La movilizaciĂłn del llamado 8M dejĂł al descubierto el temor y el odio de AMLO hacia las mujeres y que está dispuesto a utilizar todos los recursos del estado mexicano, para contener al movimiento feminista, porque intuye que es un riesgo para su proyecto polĂtico que ha logrado cimentar en el miedo, la mentira y la corrupciĂłn.
Y es que las demandas del movimiento feminista mexicano comprometen seriamente la actuación del régimen obradorista en materia de apoyo a las mujeres, procuración de justicia con enfoque de género, despenalización del aborto, derechos humanos, equidad e igualdad entre mujeres y hombres y sobre todo, en garantizar ambientes libres de violencia hacia las niñas y las mujeres.
El hecho de que el gobierno de AMLO soslaye la importancia de las mujeres en una supuesta transformaciĂłn nacional, deja en evidencia que no existe interĂ©s oficial por el sector femenino. A LĂłpez Obrador no le preocupan las mujeres en ningĂşn aspecto, lo que resulta gravĂsimo para cualquier gobernante, ya que las mujeres representan, como en caso de nuestro paĂs, más de la mitad de la poblaciĂłn, con todo lo que esto significa en materia de desarrollo econĂłmico, social, cultural y educativo.
Esto con independencia del papel fundamental que representan las mujeres en las decisiones que se toman en el ámbito más cercano a los cimientos de la sociedad: la familia. Porque es indudable que pese a la postura machista -que todavĂa se enseñorea en algunos palacios, mansiones y casuchas- la mujer como cabeza y corazĂłn de la familia mexicana, tiene una enorme influencia en la percepciĂłn de la realidad. Mienten los hombres que niegan el impacto emocional que les ha producido -en algĂşn momento de sus vidas- la opiniĂłn de las abuelas, mamás, esposas, hijas, amantes, amigas, compañeras, colegas o maestras.
Y es que los hombres no acabamos de reconocer la inteligencia y sensibilidad con la que las mujeres miran el mundo a travĂ©s de su cerebro privilegiado y de su corazĂłn. Esa insĂłlita capacidad de “adivinar” lo que sucederá o de descubrir la mentira con sĂłlo percibir un ligero cambio en la mirada o en tono de la voz, hacen que se conviertan en seres incomprensibles para espĂritus pequeños, oscuros y perversos.
Son ellas las que desenmascararon al tirano LĂłpez quien les prometiĂł justicia y les devolviĂł indiferencia; quien les prometiĂł respeto y les ofendiĂł haciendo candidato a un violador.
La fortaleza de nuestras mujeres está en su capacidad de solidarizarse con los desprotegidos y vĂctimas de la injusticia. ÂżQuiĂ©n duda de la entereza de una madre que busca a una hija desaparecida? ÂżQuiĂ©n podrĂa despreciar más a un violador, que una mujer?
ÂżQuiĂ©n podrĂa indignarse más que una mujer ante la mentira, la traiciĂłn y el engaño? Está visto que los hombres no. De otra forma ya habrĂa surgido un movimiento nacional para deponer a sangre y fuego la nefasta presidencia de LĂłpez Obrador.
Ni siquiera la esposa de AMLO tiene la libertad de exponer su opiniĂłn respecto a temas que afectan a las mujeres en MĂ©xico. Otra gran ausente es la ministra Olga Sánchez Cordero, quien cobra como Secretaria de GobernaciĂłn y tampoco tiene el valor de representar al sector femenino en ningĂşn aspecto de la vida institucional del paĂs. Ha guardado silencio ante los embates del habitante de palacio nacional, incluyendo la desapariciĂłn de programas de apoyo gubernamental a las mujeres. Es un autĂ©ntico florero al igual que las otras mujeres que integran el gabinete. Y ni quĂ© decir de las diputadas y senadoras de Morena, cuya triste actuaciĂłn las coloca como verdaderos adornos al servicio de la presidencia más misĂłgina y machista de la historia de nuestro paĂs.
Ellas, como legisladoras han renunciado a su deber de representar a las mujeres e impulsar iniciativas que beneficien a este sector. Lejos de ello, han aprobado las iniciativas que provienen de palacio, para eliminar programas que beneficiaban a las mujeres. El caso más vergonzoso es el de Claudia Sheinbaum, quien no ha dudado en convertirse en tapete de AMLO, sĂłlo porque aspira a convertirse en su sucesora, dejando atrás su compromiso con la ciudadanĂa y sumándose al trato infame hacia las mujeres que le dictan desde palacio nacional.
Ante esta cerrazĂłn institucional, a las mujeres sĂłlo les queda tomar las calles. Este recurso lo conoce muy bien AMLO y ahora le molesta porque ya está del otro lado de la realidad. Su terquedad le impide ver que las causas femeninas se recrudecen por la inacciĂłn y apatĂa de su gobierno. La forma en la que LĂłpez Obrador pretende minimizar el movimiento feminista es reflejo de su animadversiĂłn y rechazo por las mujeres, creando un clima de odio y encono que pronto derivará en una espiral de violencia y represiĂłn que todos lamentaremos.
Por eso es importante que los hombres dejemos a un lado nuestra tradicional indiferencia hacia el feminismo y tomemos partido apoyando los reclamos que las mujeres enarbolan y que hoy pareciera que sĂłlo afecta al sector femenino. El camino comienza por escuchar y respetar los reclamos de las mujeres: igualdad de oportunidades en todos los ámbitos, alto a la violencia contra las niñas y las mujeres, respeto absoluto a sus derechos, justicia para las mujeres vĂctimas de feminicidios y que todas las polĂticas pĂşblicas sean consideradas con enfoque de gĂ©nero.
Algunas expresiones de apoyo al feminismo pueden comenzar desde territorios próximos como la familia, la escuela y el trabajo. Revalorar a las mujeres con las que convivimos, nos permitirá ser empáticos con las mujeres que hoy se ven obligadas a tomar las calles y a arriesgar sus propias vidas para hacerse escuchar.
No podemos seguir siendo indiferentes con las causas feministas porque eso nos coloca histĂłricamente del lado de los cobardes que las violentan. Tal vez el gobierno de AMLO preste atenciĂłn a los reclamos que hoy sĂłlo expresan las mujeres, el dĂa en que tambiĂ©n se eleven las voces masculinas de este paĂs. En estos momentos nuestro silencio se adhiere a la ignominia oficial, en un peligroso caldo de cultivo que amenaza a las mujeres que protestan. El gobierno tiene que saber que esas mujeres tienen el respaldo de hombres que exigimos tambiĂ©n igualdad y respeto, equidad y justicia.
Hagamos que AMLO entienda que cuando se trata de ellas, también se trata de nosotros.
Sabemos de antemano que muchas mujeres son solidarias ante la adversidad, el abuso y la injusticia. Nos corresponde en estos tiempos, demostrar que los hombres también rechazamos a los canallas, violadores, feminicidas, misóginos y cobardes depredadores, vivan en palacios o no.
Pronto todos podremos expresar por la vĂa democrática, nuestra inconformidad con este gobierno misĂłgino, machista y represor. Será una ardua batalla de conciencia, pero debemos contener por la vĂa del voto a los candidatos que no sirven para representarnos autĂ©nticamente en el Congreso de la UniĂłn y tal vez podremos recuperar algo de nuestra mancillada dignidad ciudadana.
La historia está plagada de datos que confirman una y otra vez, que las mujeres son el corazĂłn y el cerebro de las transformaciones polĂticas y sociales en todo el mundo. No es extraño que en estos momentos de crisis sanitaria y econĂłmica, sean ellas las que han demostrado temple, inteligencia y pasiĂłn por sacar adelante a la humanidad. En MĂ©xico sus voces se elevan por encima del discurso oficial y nos muestran el camino que debemos seguir para salvarnos de la tragedia y el desastre.
Comencemos por reconocer que en ellas radica lo esencial de nuestra existencia.
Para comentar debe estar registrado.