São Paulo (CNN) — Mientras Brasil registra nuevos récords de casos y muertes por covid-19, algunos trabajadores de la salud apenas logran resistir.
Un enfermero en São Paulo le dijo a CNN que tuvo que ayudar a retirar a un paciente anciano con covid-19 de un ventilador, sabiendo que podrÃa ser una sentencia de muerte, porque no habÃa suficiente para todos. Un paramédico en la misma ciudad relató el dÃa en que el suministro de oxÃgeno de toda una unidad de cuidados intensivos (UCI) falló repentinamente, amenazando con dejar que los pacientes intubados se asfixiaran mientras corrÃa para bombear aire a sus pulmones.
Aquà están sus historias, contadas a Matt Rivers y Marcia Reverdosa de CNN.
Luis: ‘Fue triste, muy triste, una escena de guerra’
«Llegué a mi turno y apenas me habÃa cambiado cuando recibà una llamada sobre la falla en el equipo de oxÃgeno. HabÃa suministro de oxÃgeno pero no estaba llegando a los pacientes y entonces hubo prisa para tratar de conseguir oxÃgeno de otros lugares.
«Les di los dos cilindros de oxÃgeno que tenÃa en mi ambulancia. Y luego me comuniqué con mi cuartel general para ver si habÃa otras ambulancias que pudieran dar sus cilindros. Pero aun asà no fue suficiente. Entonces mandamos un convoy a otro hospital para ir a buscar más cilindros de oxÃgeno. Regresamos con 8 cilindros más de oxÃgeno y fue una locura instalarlos e intentar sacar a los pacientes.
«Luego logramos trasladar a algunos de los pacientes, pero desafortunadamente, hubo muertes. Perdimos vidas, no puedo decir cuántas.
«Antes de que pudiéramos encender el oxÃgeno, el personal habÃa comenzado a oxigenar a los pacientes manualmente, a mano. Estoy muy agradecido por el equipo ese dÃa. Sin duda, su esfuerzo salvó vidas ese dÃa.
«Fue triste, muy triste, una escena de guerra. Soy alguien que ya ha experimentado el covid, estuve cerca de ser intubado. Entonces, fue triste ver lo que vi, realmente no puedo describir lo que vi allÃ, pero es muy triste lo que le está pasando a nuestro paÃs. No fue solo ese lunes, es asà todos los dÃas.
«Estamos viendo todo esto pasar y no sabemos qué está pasando ni quién tiene la culpa. No se puede culpar a nadie, el virus está aquà y tenemos que aprender a vivir con él.
«Ha sido realmente complicado, me enfermé de covid-19, estuve hospitalizado y tengo efectos a largo plazo hasta el dÃa de hoy. Y mi trabajo nunca se detiene. Han pasado tres o cuatro meses desde que comencé a trabajar de nuevo y todavÃa estoy con dolor, tanto fÃsicamente como viendo el dolor y el sufrimiento de la gente aquÃ.
Nota del editor: en este punto, Luis comienza a llorar suavemente. Hace una pausa para recomponerse.
«Lo siento, estoy lo siento, pero duele, duele, duele. Existe este ciclo de llevar a un paciente a un hospital y luego el coche fúnebre viene a buscar otro cuerpo. Duele demasiado. Aquellos que miran desde afuera no entienden o ni siquiera pueden imaginar lo que estamos pasando. Nuestra situación es crÃtica, estamos sumamente abrumados.
«Ese lunes [cuando falló el suministro de oxÃgeno] tomé tres duchas. Tomé dos durante mi turno y una antes de irme para poder ir a casa y tratar de abrazar a mis hijos».
— Luis Eduardo Pimentel, paramédico del Servicio de Ambulancias de Emergencia de la Ciudad de São Paulo, Brasil
‘Nos asusta ver a alguien que se parece a nosotros morir tan rápido por esta enfermedad’
«Yo trabajo en urgencias y hay siete camas. Esta semana habÃa 14 pacientes adentro y 10 de ellos estaban intubados. Ahora hemos convertido la habitación donde almacenamos los medicamentos en una sala también.
«Estamos medicando pacientes en el pasillo porque no hay otro lugar para acomodarlos. Y luego hay otros pacientes en los pasillos esperando camas. Cada vez que un paciente se va, ya hay dos o tres más esperando una cama. La situación es realmente difÃcil.
«Llevo un año y cuatro meses en esta unidad y nunca he experimentado lo que estamos viviendo hoy, ni siquiera durante la primera ola. En la primera ola estábamos más que preparados, pudimos transferir pacientes. Pero en esta segunda ola parece que tomó a todos por sorpresa y no sé por qué.
«Es un número absurdo de casos y no solo los ancianos, o las personas con comorbilidades, hay gente mucho más joven, en el grupo de edad de 28 a 33 a 40 años, que están entrando en estados severos y necesitan ser intubados, y desafortunadamente están perdiendo la vida debido al covid-19. Ayer falleció una mujer de 30 años nada más llegar a la unidad. Nos asusta ver a alguien que se parece a nosotros morir tan rápido por esta enfermedad.
«Hubo un episodio en el que tuvimos que decidir entre dos personas: tenÃamos un paciente intubado que ya llevaba 10 dÃas en la unidad con mal pronóstico, sin posibilidad visible de mejorar y también tenÃamos un paciente más joven que por lo demás estaba sano y sin comorbilidades.
«No tenÃamos un respirador [para el paciente más joven]. Entonces, el director médico tuvo que optar por extubar a este paciente mayor para intubar al más joven. Fue una decisión difÃcil para el médico. Pero … entendimos que esta serÃa la norma ahora.
«SabÃamos que esto podrÃa significar la muerte de ese paciente. Extubar a un paciente significa que el sistema de salud lo abandonó, básicamente solo para hacerlo sentir cómodo hasta que falleciera. Durante mi turno, él todavÃa estaba vivo, pero no sé lo que pasó después».
— Un enfermero de atención de emergencia en Brasil, quien solicitó el anonimato porque no estaba autorizado para hablar con los medios de comunicación. (CNN hizo un seguimiento este fin de semana; el paciente mayor aún está vivo).
Estas entrevistas se han editado ligeramente por su extensión.
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