
DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro
Cuando la música llega al nivel de industria, es difícil creer en casualidades.
Cada álbum, cada sencillo, cada colaboración y por supuesto, cada lanzamiento lleva detrás de sí una muy intrincada cadena de decisiones estratégicas, en la que intervienen las disqueras, agencias de management, medios corporativos y, por supuesto-aunque no es regla general-, el artista.
Es precisamente en este contexto que comentamos el reciente lanzamiento de documental Héroes: Silencio y Rock and Roll, producido por Netflix bajo la dirección de Alexis Morante.
La pieza narra de manera amena y bien documentada la historia del cuarteto originario de Zaragoza, España, haciendo uso de un vasto material de archivo y de los testimonios de sus miembros originales, con la aparición especial de Alan Boguslawsky, guitarrista mexicoamericano que formó parte del grupo en su etapa más exitosa.
No hace falta prevenir sobre spoilers en la historia de una agrupación que alcanzó un relevante nivel de popularidad durante su trayectoria, de 1984 a 1996. Pero en términos concretos podemos resumir su historia como la de cuatro amigos que se juntaron para armar una banda de rock, y que cuando por fin alcanzaron la fama, vieron su amistad caerse a pedazos.
Afortunadamente no se trata de una de esas películas que pretenden reivindicar a alguna de las figuras de la banda después de una muerte prematura y trágica. Después de todo, los integrantes de Héroes siguen en el mundo de los vivos, unos probablemente más vivos que otros.
El relato parece honesto, aunque en parte se esfuerza demasiado en reiterar la idea de que HDS no fue un producto del marketing; pese a que en sus inicios el respaldo del guitarrista y productor argentino Gustavo Montesano (integrante de la banda madrileña Olé Olé) pareciese indicar lo contrario.
La aparición y ascenso de Héroes del Silencio se dio en un contexto y época en el que las bandas de rock no tenían otra alternativa para ganar credibilidad ante el público que la de embarcarse en prolongadas giras, tocar, tocar y volver a tocar en cualquier foro disponible; lo mismo en clubes que en grandes arenas o incluso en shows de la TV comercial, donde muchas veces fueron forzadas a caer en la vergonzosa rutina del playback: una falsa presentación en vivo donde los ejecutantes sincronizan movimientos con la música para dar la impresión de que están interpretando alguno de sus temas en directo. Esta técnica obedecía más bien a necesidades de la producción televisiva, aunque muchos medios y artistas abusaron de su uso hasta llevarla a niveles de un espantoso ridículo.
El fenómeno de Héroes del Silencio lo podemos asociar al de otros grupos y artistas de su generación.
Por ejemplo, al igual que la banda mexicana Caifanes, tuvo que pagar derecho de piso en el ambiente del underground para poder construir una base de seguidores que le permitiese con el paso del tiempo acceder a mejores condiciones de producción y a foros de mayor capacidad.
Al igual que Caifanes, Héroes del Silencio alcanzó una limitada discografía (ambas bandas sólo lograron completar cuatro álbumes de larga duración), porque su éxito fue sustentado en base al despliegue de extensas giras, lo que los mantuvo en contacto con su público. Paradójicamente ambas bandas enfrentaron la misma maldición: la excesiva convivencia los llevó al desgaste físico y emocional, y consecuentemente a la ruptura.
Al igual que otro de sus contemporáneos mexicanos, el grupo jalisciense Maná, Héroes del Silencio fue condenado a ser profeta fuera de su tierra. De la misma manera que el conjunto mexicano encabezado por Fernando Olvera, la banda de Enrique Bunbury logró cautivar audiencias multitudinarias en países de habla no castellana como Alemania, Bélgica o Italia, mientras que en sus respectivos países enfrentaron la crítica de los puristas que los consideraban bandas “de diseño”.
Al igual que otro de sus contemporáneos, el guatemalteco Ricardo Arjona, Héroes del Silencio divide opiniones entre las audiencias por el contenido de sus líricas. Mientras que sus fieles seguidores alaban el sentido poético de sus entregas; sus malquerientes critican su pretendida grandilocuencia, el abuso de las alegorías e incluso ponen en duda la legitimidad de su proceso creativo.
Todavía está fresca la polémica abierta hace un año por el lanzamiento del ensayo titulado “El método Bunbury”, en el que el escritor español Fernando del Val analiza la trayectoria del vocalista de Héroes en su faceta como compositor, tanto en su estancia con el grupo como en su carrera en solitario, llegando a la conclusión de que reiteradamente el de Zaragoza replica de manera textual versos y frases de autores como Fernando Arrabal, Felipe Benítez Reyes, Mario Benedetti o Charles Bukowski, entre otros, sin dar mayor crédito o referencia a dicho uso en sus canciones. Ante la polémica, Bunbury se limitó a señalar que es inevitable que haga referencia a las obras de las que se ha nutrido e influenciado como lector y admirador.
Controversias aparte, el documento fílmico aparece en un momento complicado para la industria musical, donde el destino de los conciertos y la música como entretenimiento masivo es aún incierto por la pandemia del Covid19. Habría que recordar que Enrique Bunbury- el único de los ex integrantes de HDS que ha logrado mantener una carrera como solista desde la disolución del grupo, hace ya un cuarto de siglo-, mantuvo una postura crítica ante la cancelación de los conciertos, declarando en redes sociales que las restricciones eran impuestas “desde los despachos de gente que ni organiza ni mucho menos asiste a conciertos”, aunque tiempo después mantuvo una postura más mesurada al respecto. Como lo referimos al inicio de ésta entrega: ninguna declaración o acto por parte de quienes participan en la industria musical puede llamarse a casualidad.
Es precisamente por ello que habría que preguntarnos a cuenta de qué apareció este documental. ¿Habrá una segunda reunión de la banda, como la que protagonizaron en 2007? ¿Podría darse el lanzamiento de alguna compilación de temas inéditos o los famosos “lados B”, adicional a los que ya actualmente rolan en el mercado discográfico? ¿O acaso sólo es una precampaña de calentamiento para la próxima producción de Enrique Bunbury como solista?
Ahí está el documental, ahí está el material de Héroes del Silencio en discos y plataformas digitales. A la audiencia le corresponderá sentenciar si éstos Héroes salvaron a alguien… o murieron en el intento.
Twitter: @miguelisidro
SOUNDTRACK PARA LA LECTURA:
Héroes del Silencio (España) / “El Héroe de Leyenda”
Caifanes (México) / “Vamos a hacer un silencio”
Santana ft. Maná (México-Estados Unidos) / “Corazón Espinado”
Ricardo Arjona (Guatemala) / “Minutos”
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