DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro

En el año 2000, de la mano del arrolllador triunfo del panista Vicente Fox en la elección presidencial, vimos el despliegue de un fenómeno de popularidad que permitió al Partido Acción Nacional (PAN) obtener sorpresivos triunfos en gubernaturas, alcaldías y otros cargos de elección popular.

La llamada “Ola Azul” o “Efecto Fox” permitió que una serie de personajes, que difícilmente habríamos visto incursionar en la vida pública ocupasen por primera vez cargos de elección popular. Y a la par de ello, en una expresión de oportunismo descarado, vimos también a otros personajes cambiar alegremente de camiseta con tal de beneficiarse del impulso triunfador del foxismo. Para efectos propagandísticos el PAN se autoproclamó como “La Nueva Mayoría”.

Como bien dice el adagio popular, la derrota es huérfana. A nadie le gusta identificarse con los perdedores, y siempre habrá oportunidades para aquellos que buscan capitalizar el triunfo ajeno. Es como en el fútbol: si echa usted un vistazo a las redes sociales, pues resulta que un montón de personajes de los ámbitos tanto político como artístico salieron del clóset y ahora presumen orgullosos playeras, gorras y demás prendas con los colores y escudo de la Máquina Celeste del Cruz Azul. Primero muertos que dejar ir el tren del mame.

Otro fenómeno similar lo vimos en 2018. Tras dos intentos fallidos, Andrés Manuel López Obrador se alzó con una contundente victoria electoral, bajo las siglas de su propio partido político. Y desde su postulación, hasta la conformación de su gabinete legal y ampliado a muchos sorprendió la incorporación de ex priistas y ex panistas al nuevo movimiento transformador. Poco importó si sus antecedentes fueran obscuros, o si algunos de ellos —como el actual gobernador de Puebla, Miguel Barbosa— , se hubiesen confrontado pública y políticamente con el nuevo mandatario; el chiste era arrimarse a fogón de la popularidad lopezobradorista para recibir aunque sea un poco del embriagador calor que brinda el poder. La cargada es primero.

Sin embargo, habría que advertir probablemente en México más que en ningún otro país del mundo, ser oposición al gobierno, por pequeño que sea el partido, es un magnífico negocio.

A pesar de la austeridad republicana, la cobija de las prerrogativas alcanza para cubrir varios institutos políticos, por risible que parezca su denominación. Porque miren que idear un membrete como, por ejemplo, “Redes Sociales Progresistas” involucra todo un ejercicio de creatividad, malabarismo mental y francos deseos de apantallar al electorado incorporando conceptos propios de nuestra era digital. “Para llegarle a los shiavos, ¿veees?”.

Inevitablemente, después de la jornada electoral de este 6 se junio vendrá una reconfiguración del mapa político nacional; habrá sin duda sorpresas y también triunfos muy cantados, aunque parecería complicado advertir en términos llanos un esquema de ganadores y perdedores, sobre todo por la gran cantidad de cargos en disputa. La atención estará seguramente muy centrada en la integración de la próxima Cámara de Diputados a nivel federal y las gubernaturas que están en juego, pero al final del día, desde la más modesta diputación local hasta la conformación de los cabildos arrojarán una nueva correlación de fuerzas en la vida pública del país.

Y muy seguramente, tras el resultado de las elecciones veremos, principalmente en el caso de las gubernaturas, la construcción de nuevas y singulares alianzas. No sería raro ver a un gobernador o gobernadora de Morena, PRI o PAN llamando a su equipo de trabajo a elementos emanados de otras corrientes políticas, en aras de la búsqueda de resultados, y también de alianzas políticas que permitan planchar el terreno al inicio del periodo de gobierno.

Y paralelamente comenzará otra danza política en torno al siguiente movimiento en el horizonte político: la inevitable sucesión presidencial. No es un trecho largo hacia 2024, pero habrá tiempo suficiente para encartes, descartes y las nunca descartables puñaladas traperas. Los usos y ritos tradicionales del ceremonial político mexicano llegarán a su momentos apoteósico.

Que ni nos sorprenda ver a muchos y muchas oportunistas adjudicarse triunfos que ni cercanamente sudaron; también es muy probable que algunos membretes políticos desaparezcan al no alcanzar el porcentaje mínimo de votación que la ley requiere para conservar su registro. Pero ahora faltará observar si alguna fuerza política asume la necesaria responsabilidad de jugar un verdadero papel de oposición; no sólo desde el derecho de pataleo, la crítica sistemática o las mentadas de madre desde la comodidad de la tribuna, sino también mediante la construcción de propuestas que representen una auténtica alternativa frente al actual régimen.

La elección intermedia también representa la oportunidad de abrir y replantear distintos aspectos de la agenda pública, que no pueden seguir siendo soslayados bajo el argumento de que en la democracia “las mayorías gobiernan y las minorías sólo opinan”, como ocurría en los tiempos del cacicazgo priista. Nuestra historia nos ha enseñado que el silencio cómplice termina cobrando una factura muy alta.

Ya falta menos para verificar qué pulso arroja esta nueva medición del estado de ánimo de la ciudadanía. Tal vez la única certeza que podemos tener por el momento es que, a la mañana siguiente, desde la tribuna más importante de Palacio Nacional escucharemos al principal líder político del país aseverando que algo estuvo mal.

Sinceramente, espero equivocarme en dicho pronóstico.

Veremos y comentaremos.

Twitter: @miguelisidro

SOUNDTRACK PARA LA LECTURA

Fito Páez (Argentina) / “Nunca podrán sacarme mi amor”

Kevin Johansen (Estados Unidos- Argentina) / “Cuentas claras”

Leño (España) / “El oportunista”

El Tri (México) / “El muchacho chicho”

Por miguelaisidro

Periodista independiente radicado en EEUU. Más de 25 años de trayectoria en medios escritos, electrónicos; actividades académicas y servicio público. Busco transformar la Era de la Información en la Era de los Ciudadanos; toda ayuda para éste propósito siempre será bienvenida....

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