
Entre las bondades de la lectura constante como hábito, podemos contar con la competencia de lectura, permite el aprovechamiento académico de los estudiantes, promueve la generación del pensamiento crítico, entre otras. Sin embargo, como en todo, hay unos que creen que la lectura es la clave de todo, que si leyéramos todos seríamos genios y que los problemas estructurales del mundo, se acabarían si todos tuviéramos el hábito de la lectura. Generalmente estas criaturas puristas son lectores que, sí, ven las letras, pero que no tienen la más mínima capacidad crítica ni mucho menos saben qué tienen frente a ellos. Suelen decir, porque tienen un libro en las manos, que tienen toda la razón respecto a este pasatiempo y enumeran bondades que, muchas veces, son falaces.
Según, leer te vuelve más inteligente. No necesitamos hacer mucho para ver lo falso que es este prejuicio.
Según datos del INEGI, para el 2021, la población lectora en México (la mayor de 18 años), declaró haber leído 3.7 libros en el último año. En promedio, un alemán llegaría a leer 15 libros al año, y un noruego, 17. Sin embargo, podemos ver un poco las noticias y lo que vamos a encontrar es que en México se hacen protestas por el asesinato de periodistas (la última vez, por la periodista Lourdes Maldonado quien, anteriormente, le había pedido ayuda al Preciso); mientras que en Europa, se llevan a cabo protestas contra las medidas anticovid. O sea que ellos no quieren evitar contagiarse: quieren ser libres de contagiarse como quieran, y en ese proceso, contagiar a quien sea lo suficientemente desafortunado.
No pues… qué inteligentes.
También dicen que leer te vuelve mejor persona. Reduciremos el “ser bueno” a no hacer algo cuyo único fin sea afectar negativamente a terceros.
Tal y como Umberto Eco nos iluminó, leer nos permite, no establecer algo como real o no, sino cuestionar lo que se pueda llegar a sostener como real o verdadero. Sin embargo, una lectura enteramente pasiva, no tiene ningún sentido. Es decir, si yo me siento a ver las letras y las palabras y al final digo “wey, me sentí muy identificado con este personaje”, pues, en realidad, no hicimos nada.
Los libros tienen la cualidad de contradecirse los unos a los otros, y también pueden mentir. Es la forma en que uno lee, lo que le da sentido: la crítica que se le haga, por qué nos gusta o no equis o ye suceso, cómo se compara esta narrativa con otras similares, por qué un libro sería mejor que otro…
Si no se lleva a cabo este ejercicio crítico, leer no sirve de nada, porque no obtienes nada a cambio. Y si no obtienes nada a cambio, ¿cómo te vas a volver mejor persona? Además, uno u otro conocimiento obtenido, no es bueno o malo en sí; sino el uso que le damos al mismo es lo que nos vuelve chidos o no. Es decir: leyendo uno se puede volver, también, un culero.
Leer es la actividad que promueve el desarrollo de habilidades cognitivas.
Esa frase debería ser cambiada a “Leer es una actividad que promueve el desarrollo de habilidades cognitivas”. Es una de muchas. Llegamos a pensar que porque en internet vemos una foto de un vato o una vata o un vate o un vati o un vatu con anteojos, leyendo un libro, creemos que es inteligente. Y si es inteligente, es porque lee libros. Entonces leyendo nos volvemos más chidos porque leer hace que nuestra cabecita se vuelva más fufurufa.
Vamos a ponerlo en retrospectiva:
Usted está defendiendo el balón para poder pasarlo al wey ese de su equipo que va corriendo que, a su vez, es perseguido por un contrincante. En este momento, usted no solamente está pensando en las reglas del juego, también debe recordar las fortalezas de sus compañeros para ayudarles en la mayor medida de lo posible a que encesten, además de que debe planear que el pase sea perfecto para que sea alcanzado por su compañero pero no por el contrincante, eso sin olvidar el lugar de los demás jugadores, al menos relativamente, para considerar alternativas o evitar que algún otro contrincante le robe el balón.
¿A caso esta situación no es un gran trabajo cognitivo que llevaría también a la creación y/o modificación de procesos mentales?
Si a alguien le gusta tocar la guitarra, y está practicando, al mismo tiempo que toca una melodía se da cuenta de qué está mal y lo corrige, ¿No es también un proceso cognitivo avanzado este de ser receptor y productor al mismo tiempo?
Es cierto que leer promueve procesos complejos, pero todas las demás actividades, llevadas a cabo eficientemente, también ayudan a esta generación y perfección de procesos mentales que no sólo pueden ser útiles en la actividad en sí.
Si quieres vivir una vida, no hagas nada; si quieres vivir mil, lee.
Esto está relacionado exactamente a las narrativas de ficción. Entonces, si alguien quiere vivir mil vidas (como si esta en la que vivimos no estuviera suficientemente de la fregada), teóricamente, leyendo se puede alcanzar ese objetivo. Empero, leer no es la única forma de tener contacto con otras historias. Puede ser que alguien haya encontrado en la literatura, por ejemplo, una historia que lo haya hecho pensar “nombre, qué bruto, esto sí está buenísimo”, y qué bueno; pero pensar que sólo los libros tienen narrativas complejas y originales, es una mentirota.
En primer lugar, no sólo de los libros se sacan ideas para historias originales, y sí es cierto que hay mucha producción audiovisual basada en libros, pero eso no quiere decir nada, ni es prueba de nada. En segundo lugar, otros medios de comunicación tienen historias y narrativas increíblemente complejas y originales. Si vamos al cine a ver una película que nos hace volar la cabeza, si vemos una serie chitona que nos echamos en un día por traumadotes, una caricatura que, como todas, tiene la ventaja de que todo puede pasar, un videojuego en el que la narrativa está dada también por nuestro actuar; todo eso y más, tienen narrativas complejas. Una pintura que nos hace llorar, una canción que nos hace soñar, una leyenda oída que nos hace temblar.
Creer que sólo un medio tiene las mejores narrativas es propio de alguien que no ha diversificado sus fuentes… o sea, de alguien que no ha probado de todo y que sólo está mamando. Si quieres vivir una vida, no hagas nada; si quieres vivir mil, lee, escucha, juega, visita, y muchos verbos más. No seamos reduccionistas.
Leer es aburrido.
En este no vamos a profundizar, porque seguramente lo dijo alguien que no lee, y ¿cómo alguien que no lee va a saber que es aburrido? Es como si alguien que no ha visto una película, dijera su opinión al respecto; o alguien que no ha jugado un juego, diga si sí furula o no. O sea, ni a madrazos.
Y, en fin, seguramente usted ya ha escuchado otros prejuicios, otras frasesitas inmamables dichas por alguien que no sabe ni qué pedo y que sólo quiere que le pongan atención. Recuerde que si le gusta leer, qué chingón, platíquenos cómo estuvo el libro, díganos si le gustó, si no le gustó, por qué lo recomienda, por qué cree que es basura, por qué cree que no deberíamos matar más arbolitos con ese tipo de productos; díganos lo que quiera, pero no menosprecie los demás gustos. Viva y deje vivir. Y si no le gusta leer, tampoco se la viva diciendo payasada y media de algo que ni siquiera conoce.
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