Ernesto Palma F.

Para la Jefa Maru García.

La gran pregunta que ha orientado la misión de científicos, médicos, filósofos, algunos líderes políticos, gobernantes y educadores, es la siguiente: ¿Es posible mitigar el sufrimiento humano? La respuesta es sí, y el cómo ha estado frente a nosotros desde hace 2500 años. En la actualidad, millones de personas en el mundo practican de algún modo una técnica milenaria que les ha permitido afrontar el sufrimiento desde sus expresiones más sencillas, hasta aquellas que se consideran insuperables, como el dolor que ocasionan las enfermedades y padecimientos terminales.

En los países más desarrollados cada vez es más frecuente la difusión de los beneficios y ventajas de la práctica del mindfulness. Esta alternativa de salud emocional está cobrando una gran relevancia en los campos de la salud, educación y desarrollo humano, debido a su componente científico y la accesibilidad a todas las personas que aspiran a elevar sus estándares de calidad de vida. Aunque pudiera perecer utópico, esta técnica podría ser una alternativa para promover la salud en nuestro país, ya que está comprobado que el origen de muchos padecimientos físicos se ubica en desequilibrios emocionales propios de una sociedad como la nuestra, que vive al borde de las crisis económica, sanitaria, educativa y de seguridad pública.

El mindfulness tiene su origen en la tradición budista que se originó hace aproximadamente 2500 años, con la enseñanza central del budismo que consiste en la práctica de la meditación. A mediados del siglo pasado, occidente tomó las bases del budismo y diseño una terapia para contrarrestar el estrés, llamada minfulness o atención plena.

Los estudios neurocientíficos  han demostrado que una de las técnicas más efectivas para fortalecer al cerebro es la meditación, ya que permite aumentar el volumen de ciertas áreas que se relacionan con la regulación de las emociones y la atención, lo que mejora el enfoque, memoria, creatividad e incluso productividad. El cerebro tiene la capacidad de transformarse y crear nuevas neuronas, a través de procesos conocidos como neuroplasticidad y neurogénesis. La práctica del mindfulness da al cerebro la posibilidad de reestructurarse y crear nuevos puentes neuronales, pues al observar los pensamientos y los comportamientos que eran automáticos, abre la posibilidad de que la persona adquiera mayor conciencia sobre su realidad.

La práctica del mindfulness se basa en la realización de ejercicios de respiración consciente  que ayudan a relajar el Sistema Nervioso Central, lo que provoca la liberación de sustancias como la serotonina, la dopamina, la oxitocina y las endorfinas, químicos que causan bienestar físico y mental, por lo que este tipo de ejercicios ayuda a reducir la ansiedad, el estrés y la depresión, además de disminuir trastornos del sueño y mejorar la autoestima.

El mindfulness ayuda a percibir lo que ocurre en cada momento, por lo que las personas que lo practican aprenden a ser más conscientes de su estado físico y mental, así como eliminar las actitudes impulsivas y reaccionar de forma más acertada ante las situaciones desafiantes. La práctica del mindfulness transforma la perspectiva de la realidad al permitir a la persona, estar consciente de sus estados de ánimo, pensamientos y reflexionar sobre la mejor manera de actuar, por medio de una visión más amplia y equilibrada.

En una investigación realizada en el Hospital General deMassachusetts, se hicieron resonancias magnéticas a 16 personas que nunca habían meditado en su vida y posteriormente se les incluyó en un programa de mindfulness. Al término del programa se realizó una segunda resonancia magnética, en la que se pudo evidenciar un aumento en la materia gris del hipocampo, área encargada de regular las emociones y la memoria. Asimismo, también se pudo comprobar que disminuyó la materia gris de la amígdala, responsable de emociones como el miedo y las relacionadas con el estrés.

En otro estudio realizado en el Centro de Medicina Natural y Prevención de Estados Unidos, en el que se evaluaron a 202 mujeres y hombres con una edad promedio de 71 años y un ligero problema de presión arterial, se descubrió que los pacientes que siguieron con el método de meditación, redujeron en un 23% su tasa de mortalidad, 30% en las muertes por enfermedades cardiovasculares y 49% en los decesos por cáncer.

El doctor Jon Kabat-Zinn, precursor de la práctica del mindfulness, realizó una investigación en su clínica antiestrés, con un grupo de personas que padecían de dolores crónicos. En este estudio, los pacientes practicaron mindfulness durante ocho semanas y posteriormente se les aplico el test de Índice de Clasificación del Dolor (ICD) de McGill-Melzack. Los resultados demostraron que el 72% de ellos logró que sus molestias disminuyeran al menos un 33%, mientras que el 61% de las personas que sufría algún otro tipo de dolor, consiguió que se redujera en un 50%. Se puede afirmar de manera concluyente que la meditación ayuda a reducir el dolor gracias a que aumenta la tolerancia y la consciencia, además, los efectos que tiene en el cerebro permiten mejorar la salud de todo el cuerpo, pues estimula un estado de mayor tranquilidad.

Aunque el minfulness prepara para que las personas puedan realizar con atención plena actividades cotidianas como cocinar, conducir, caminar o mirar el teléfono y la televisión -lo que lleva a experimentar cada momento como algo único y totalmente nuevo- también orienta los pensamientos y acciones a partir de los siguientes ejes de actitud ante la vida:

  • Vivir plenamente aquí y ahora.
  • Aceptación.
  • Gratitud.
  • Generosidad.
  • Confianza.
  • Paciencia.
  • Optimismo y esperanza.

Imaginar sólo por unos momentos, una sociedad integrada por individuos cuya actuación cotidiana se rigiera por estos principios de actitud personal, sin duda renovaría nuestra esperanza de alcanzar los anhelos universales de armonía, paz y solidaridad con los que más sufren. Si hoy es posible para otras naciones, también nuestra población tiene derecho a esas aspiraciones y con la práctica del mindfulness, podríamos alcanzarlas.

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