POR: GWENN AELLE

Tortura sin fin

Y sí

Nos seguimos muriendo

Porque así es el asunto, no hay principio sin final, y resulta que nuestro final así es.

Y sí, es duro, para emplear el primer eufemismo que me viene a la mente. Porque la lista de palabras para intentar describir lo que sienten los que  quedan atrás es interminable e inservible.

Porque no hay manera de hablar del repentino vacío.

Y sí, los días y las noches se llenan de escollos que habían estado ocultos, seguro estaba tu vida en marea alta, y hoy que estamos en bajamar, cualquier objeto, palabra o gesto desgarran el manto con el que intentas envolverte.

Envolverte para devenir el mismo vacío que ha quedado, que parece engullirte pero que no termina de deglutirte, estúpido que es.

Y sufres. Otro inútil eufemismo.

Y sí,  pasan las horas, los días. Y el maldito calendario no hace más que  fustigar tu mente, luego tu corazón, la espalda duele, los ojos queman, pasan los números frente a ti, la primera semana, el primer mes. Los Cumpleaños festejados con pastel de vacío, la Navidad con regalos  de vacío, “Año Nuevo” gritan todos, en medio del abrazo del vacío, que por lo visto se ha enamorado de ti, a todos lados te acompaña, se ha vuelto tu segunda piel, tu hálito nocturno.

Y llega el día que has visto acercarse a pasos cada vez más breves, cuyos fétidos resoplos se han vuelto el aire que respiras  y cuyas garras, sí, son garras, sientes arañar tu espalda cada noche. Y no ha servido de nada quemar el calendario, desprogramar la computadora, ignorar los periódicos, vamos, obviar hasta las vacaciones de los niños. El tiempo pasa y los escollos del principio se han vuelto abismos, te atraen y caes, interminablemente, descubriendo fechas y escenas desfilar ante ti.

Y sí.

Nos seguimos muriendo, viene ya el día 42 del mes 58 de esos años que no harán más que pasar y regresar.

Es tiempo de bajamar.

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