
POR: Vasilia Georgellis
Aquà estoy yo.
Como todos: echada al mundo.
Náufraga en mi propia existencia.
Llegué a preguntarme si valÃa la pena;
Si valÃa la pena vivir sumergida en una realidad como ésta.
El mundo en el que existÃa solÃa ser una marea que me alejaba cada vez más de la costa
Revolcándome entre espuma negra y corales puntiagudos.
El mundo en el que existo hoy no es diferente.
Soy sensible.
Todo duele,
Todo ahoga.
La corriente no se venció.
Mi manera de relacionarme con la vida cambió.
Yo vine al mundo a sentir.
Y siento.
Y siento alegrÃa y amor:
Inhalo.
Siento tristeza y dolor:
Y me sofoco.
El suelo se aleja de la punta de mis dedos,
Tengo miedo.
Pero sé que yo vine al mundo a sentir,
A reÃr,
A llorar,
A doler.
Me revuelco en las olas de la vida.
Existir se siente en el pecho,
En la punta de las manos,
En la garganta,
En los cachetes
Y en el estómago.
Existir se siente y tiene sÃntomas
Arena raspa nuestros cuerpos,
Sentimos al mundo
Nos sentimos existir.
El dolor es uno de los muchos sÃntomas de estar viva,
Seguimos saltando las olas.
Ya no veo la costa.
Floto sobre un desierto lÃquido,
Mis pies perdieron el suelo.
Espuma blanca rodea mi cuello:
Me asfixio.
No sé cómo
Y no sé cuando
Pero llegaré a pisar tierra de nuevo.
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