
DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro
La dualidad y la lucha entre opuestos forma parte del equilibrio que mantiene en movimiento al Universo, consideran algunos corrientes del pensamiento filosófico y espiritual.
El Yin y el Yang.
La Luz y La Sombra.
El Negro y el Blanco.
El Cielo y La Tierra.
El Sol y La Luna.
El Infierno y El Paraíso.
Y finalmente, la eterna lucha entre El Bien y El Mal.
La iniciativa de Reforma Político Electoral anunciada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador contiene sin duda elementos que guardan total pertinencia con el momento político y social del país.
Para muchos ciudadanos, resulta difícil de comprender cómo es posible que en un país aquejado por múltiples carencias como el nuestro se destinen miles de millones de pesos para el mantenimiento de los partidos políticos y del organismo que organiza y vigila los procesos comiciales.
En los años recientes, ha sido recurrente la aparición, como por generación de “nuevos” institutos políticos surgidos quién sabe de dónde, y que al final del día agrupan a uno o varios rostros ya conocidos de la baraja política nacional, bajo los membretes y denominaciones más inusitadas. Bueno, ya tuvimos hasta un partido relacionado con las “Redes Sociales” (¡Progresistas, según esto!)… la realidad sin duda ha superado a la ficción.
Sin duda alguna, sería muy saludable que el dinero público fuese canalizado a atender las prioridades nacionales en materia de infraestructura, obra pública, salud, educación, bienestar social o seguridad ciudadana, entre una larga lista de asuntos de urgente resolución, a que terminen despilfarrados en el sostenimiento de nuestra anquilosada burocracia partidista, o para que nuestros Padrotes y Madrotas de la Patria que dirigen nuestros Heroicos institutos políticos cuenten con lujosas oficinas equipadas con relucientes escritorios a la medida de su ego.
Un estudio realizado por la BBC de Londres en 2016 ubicó a México como el país con el voto más caro en América Latina, al hacer una comparación entre los recursos invertidos en campañas políticas en comparación con el número de votos emitidos. Mientras que el nuestro país cada voto en la elección presidencial de 2012 alcanzó un costo de 25 dólares por unidad, la misma estimación para los comicios presidenciales en los Estados Unidos durante el proceso que arrojó como ganador al republicano Donald Trump (2016) fue de 11.67 dólares. Otros países como Brasil tuvieron un costo estimado por voto de 12.73 dólares (en la elección de Dilma Roussef), mientras que en las elecciones presidenciales de 2012 en Francia, ganadas por Francoise Hollande, el costo estimado por voto fue de 1 dólar con 88 centavos.
Tal vez en México ha llegado el momento de extender a nuestros vetustos partidos políticos su certificado de mayoría de edad y dejarlos que de ahora en adelante, se hagan de sus propios recursos por la vía legal, cómo compete al resto de los ciudadanos. Que se permita, como ocurre en otros países, que los partidos políticos operen negocios establecidos o que organicen sorteos, eventos artísticos y ejerzan otras formas de recaudación. Y ya sería responsabilidad de sus simpatizantes darles dinero por voluntad propia; o convencer a otros ciudadanos de comprar boletos para una rifa, asistir a un baile o participar de una encuentro deportivo convocado por el partido de su preferencia. Claro que en un país con los escandalosos niveles de corrupción como México, dichas prácticas pueden sonar a utopía.
Otro aspecto que llama la atención es que la iniciativa de reforma política haya sido presentada en un momento en el que la polarización entre el Presidente, su partido y sus seguidores en contra de sus llamados “adversarios” u opositores ha alcanzado niveles extremos. Ejercicios como la consulta de revocación de mandato, y más recientemente, el rechazo a la Reforma Eléctrica propuesta por el Ejecutivo han exacerbado los ánimos y han desatado una guerra de calificativos en los que los legisladores que se opusieron a la iniciativa presidencial han sido calificados como “traidores a la Patria”, contemplando incluso acciones legales en la materia desde ambos frentes.
¿Es éste el momento y clima ideal para llevar a cabo en análisis de una reforma electoral de gran trascendencia?
El eventual desmantelamiento del sistema de financiamiento público a los partidos “en tiempos no electorales” podría implicar la desaparición de algunos membretes, y eventualmente, a la construcción de un modelo bipartidista.
Y en la antesala de dicho proceso, parece estar el actual pleito bizantino entre “patriotas” y “traidores”.
¿O es que más allá de la legítima aspiración de modernizar nuestro sistema político electoral se esconde el perverso interés de convertir la elección presidencial de 2024 en una contienda de “Los Buenos contra Los Malos”?
La diversidad se ha ido convirtiendo en el signo de nuestros tiempos. Y es algo que no ha sido sencillo en México, un país con una arraigada cultura conservadora y de doble moral. Para muchos grupos y causas sociales ha sido una lucha de décadas alcanzar, ya no digamos justicia y reconocimiento, sino ya por lo menos visibilidad.
En estos momentos, en el juego de la construcción de un nuevo sistema político, el balón se encuentra en la cancha de los partidos representados en el Poder Legislativo.
A los ciudadanos nos corresponderá el decidir si nos quedamos en el papel de simples espectadores, echando porras a uno u otro equipo, o hacer lo que esté a nuestro alcance para evitar que la discusión de los asuntos de nuestra vida pública continúen convertidos en una sinfonía para sordos.
La participación ciudadana no consiste solamente en ir a votar en una elección o consulta pública, implica también informarse, emitir nuestros puntos de vista y respetar los de nuestros conciudadanos.
La construcción de un nuevo sistema político implica una necesaria toma de conciencia, y en ese terreno, no podemos conformarnos con interpretar la política como un asunto de blancos y negros: la capacidad de apreciar los matices será la que nos permita acceder a un nuevo nivel de ciudadanía y a una convivencia más constructiva y armónica.
¿O queremos hacer de la política un pleito interminable?
Twitter: @miguelisidro
SOUNDTRACK PARA LA LECTURA
Sabino (México) / “Yin Yang”
Calle 13 (Puerto Rico)/ “No hay nadie como tú”
###N.W.A. (Estados Unidos) /“Express yourself”
Para comentar debe estar registrado.