
BANQUETE DE ENTRETENIMIENTO / POR: MICH PONCE
El 3 de mayo, a partir de 1993 y por iniciativa de los países miembros de la UNESCO, se proclamó el Día Mundial de la Libertad de Prensa, esto con el objetivo de “fomentar la libertad de prensa en el mundo al reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática.
Hemos visto a lo largo de las últimas décadas cómo han surgido nuevas formas de expresión de prensa. Y precisamente por eso este año, del 2 al 5 de mayo, la UNESCO y la República de Uruguay serán los anfitriones de la conferencia anual del Día Mundial de la Libertad de Prensa bajo el lema “Periodismo bajo asedio digital”. En dicho lugar se pretende abordar y debatir el tema de la era digital en la libertad de expresión, la seguridad de los periodistas, el acceso a la información, entre otros puntos.
No es ningún secreto que en México ser comunicador, investigador, reportero, corresponsal, cronista o cualquier otra actividad que esté ligada a la prensa, ponga en juego la libertad de poder expresar realmente lo que se está viviendo o los hechos que están ocurriendo. Eso, además, sin exponer el trabajo por intereses terciarios, colusiones, negociaciones, censura previa, prohibición de publicaciones, calumnias, chantajes. O por impedimentos para poder obtener información o cualquier otro factor externo que condicione o controle la libertad de hacerlo sin caer en presiones, represalias y en el peor de los casos, que atente contra sus vidas.
La violencia ha sido imparable con el asunto de periodistas asesinados. En el transcurso de lo que va del año 8 periodistas han sido asesinados en territorio mexicano a pesar que se denuncian amenazas. Como es el caso de Roberto Toledo en el municipio de Zitácuaro, Michoacán, quien anteriormente había solicitado medidas de seguridad al Mecanismo de Protección del Gobierno Federal. Le fueron negadas bajo el argumento de que él no era un reportero. “Don Rober”, como le llamaban sus amigos, fue asesinado afuera de las puertas de su trabajo. El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez, lo descalificó al decir que el homicidio no fue en razón a su labor periodística. Así mismo el mismo Vocero Oficial de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, tomó la misma versión diciendo que no tenía nada que ver el homicidio con su trabajo informativo pese a que Roberto llevaba años trabajando como reportero del portal “Monitor Michoacán”.
Mismo escenario impune fue el de su director y reportero del mismo portal informativo michoacano, Armando Linares sufrió la misma violencia “en un domicilio particular”. Él días antes había compartido un video donde mencionaba con dolor la pérdida de su compañero, también comentaba que “ellos no tenían armas y que su única defensa era una pluma”.
Caso similar fue el de la periodista Lourdes Maldonado, quien fue asesinada en frente de su casa en Tijuana el 23 de enero de 2022. Ella cubrió principalmente temas sobre política y corrupción en el estado de Baja California Norte, trabajando en diferentes medios. Lourdes, un día después de que el fotoperiodista mexicano Margarito Martínez fuera asesinado el 17 de enero, le dedicó su programa de radio y televisión, como un homenaje. Bastaron 5 días después para que ella fuera parte de esa lista de periodistas asesinados.
De igual forma que Roberto, Armando, al igual que muchísimas personas más que se sienten inseguras y necesitan de algún apoyo más robustecido, acudió en marzo de 2019 a una de sus primeras conferencias en Palacio Nacional del presidente López Obrador. Entoces dijo, entre otras palabras que en ese momento fue un grito desesperado de ayuda: “Vengo aquí a pedirle apoyo y justicia laboral, porque hasta temo por mi vida”. El mandatario respondió lo siguiente: “No se puede en automático vincular una demanda de tipo laboral a un crimen, no es responsable adelantar ningún juicio”. Esto debido a que la reportera llevaba algunos años en un pleito legal contra una televisora local de Tijuana propiedad del exgobernador del estado, el morenista Jaime Bonilla, motivo de despido injustificado.
Podría seguir señalando muchos casos más en donde la libertad de expresión está sujeta a intimidación y hostigamiento, sin embargo, al final de cuentas la libertad de expresión es un derecho que tenemos todos y que la labor de muchas personas se enfrentan día a día en sus publicaciones o en sus coberturas. No debería de ser un acto para que se le castigue con represalias (en el “mejor” de los casos) o se le juzgue como inquisidores, provocadores o calumniadores. Principalmente aquellas personas que se esmeran por darnos toda la información para crear consciencia y mejor criterio. Porque también identifico muchos u otros medios que solo ejecutan este oficio, como anteriormente lo mencioné, por intereses personales o apegados a algún partido político o a un grupo de empresarios.
La idea es que todos participemos en tener una visión que asegure la libertad de expresar libremente las ideas y en paralelo avancemos en la búsqueda de un gobierno que merezcamos, que no sea porque eso era lo “menos peor” y realmente vivamos en una sociedad mejor.
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