
Por Morgendorffer
Rodamos por el suelo, rodamos por la noche, buscando una manera de no volver a cometer otro crimen. Como siempre, no nos lamentamos sobre el rastro de destrucción que dejamos a nuestro paso. Todos los días la misma rutina; llega la noche y la idea comienza a ser atractiva, cometer un asesinato. De ahora en más nos consideraré asesinos, porque hemos decidido matar el tiempo. No hay nada absurdo, la tesis; un verbo es un verbo hasta que se combina cuerpo, espíritu y mente. Lanzas una mirada cómplice. Será un homenaje a Cioran, él dijo: “Mi misión es matar el tiempo, y la del tiempo es matarme a mí ¡Que cómodo se encuentra uno entre asesinos!” tomemos el arma, y hagámosle justicia al viejo Emile. Rodamos por el suelo, rodamos por la noche, volviendo a la escena del crimen, el tiempo es un circulo. Así que ni todos los suelos, ni todas las noches, evitaran nuestro eterno retorno, y vuelve a suceder. Que buen momento para un asesinato, pero, de ahora en más nos consideraré asesinos en masa y mataremos todo el tiempo posible. Me dices que tengo razón; no hay nada absurdo, un verbo es un verbo, hasta que se combina cuerpo, espíritu y mente. No me mires así, asumimos lo que somos ¿habremos ido muy lejos? No importa, ya no temo voltear atrás y mirar todas mis víctimas; segundos, minutos y horas. Nada hará volver esos días meses y años. Todo en nombre del viejo Emilie y su causa justa.
Para comentar debe estar registrado.