
POR: ANUAR JONNGUITUD
Todos los mexicanos sabemos de sobremanera que los energéticos en México son liderados y hasta hace poco se encontraban monopolizados por la empresa estatal Pemex. En cuanto llegó el sexenio de EPN, el PRI junto con la alianza establecida con el PAN y el PRD para impulsar todas las reformas planteadas por el nuevo gobierno, hubo una en particular que no les pareció a muchos, sobretodo a aquellos que piensan que todos los recursos naturales del subsuelo son propiedad de la nación (mas no de todos lo mexicanos).
También sabemos que el estado es mal administrador y también un pésimo inversionista, puesto que muchos de sus objetivos (sobretodo en América Latina) no son de carácter financiero, ni tampoco muchas veces de apoyo social, sino muchas veces ideologizadas y de tintes políticos (el indio no da paso sin huarache).
Pemex no ha sido la excepción, porque solamente obtiene ganancias cuando los precios del petroleo son altos, y no porque sea una empresa especialmente rentable o eficiente y competente. (Sacar cada barril de aguas someras le cuesta a Pemex unos 40 dólares, mientras que a otras petroleras como Aramco les cuesta $16, por lo que debajo de esos 40 dólares el país estaría perdiendo dinero por cada barril extraído.)
De sobremanera sabemos que difícilmente va a cambiar este país a través de las políticas publicas y de la economía tradicional, pero, ¿y si emprende y al mismo tiempo le echa un pulso al gobierno? Porque el gobierno actual no quiere cambiar a las energías limpias, ni de transición; por el contrario, quiere regresar a usar componentes energéticos prohibidos por la mayoría de los países, tales como el combustoleo.
Durante los últimos tres meses justo poco después de comenzada la guerra en el Oriente de Ucrania, vimos como los precios del petroleo y del gas subieron abruptamente. En México la gasolina no ha subido considerablemente, puesto que el precio está controlado en México a través de subsidios y/o impuestos, para que no suba ni baje tan abruptamente. En Estados Unidos, donde el precio de la gasolina si fluctúa conforme al precio internacional del petroleo, el promedio del galón de gasolina es de 5USD mientras que en estados como California llega a 6,90 el galón. Nadie puede hacer gasolina en el patio de su casa, además que el gobierno mexicano maneja el monopolio de los energéticos, pero, ¿me creería usted si le digo que podría usted realizar su propio gas natural en el patio de su casa?
A través de pequeños bioreactores usted puede convertir los residuos orgánicos de su hogar en biogas, que no es otra cosa que metano o lo que llamamos, gas natural. Además usted puede obtener fertilizante para sus plantas o para venderlo. Atractivo, ¿no? Algunas compañías ofrecen este tipo de bioreactores por tan solo 12,000 pesos mexicanos (unos 600 dólares). Parece una ganga, y lo es. Así como en muchos hogares mexicanos se han puesto calentadores solares para dejar de utilizar boilers a gas, ahora también puede generar usted su propio metano. ¿Y si también le digo que con otros 18,000 pesos usted podría cambiar el funcionamiento de su coche por car natural en lugar de gasolina?
Si en lugar de 12,000 pesos usted tiene 700,000 (35,000 dólares) podría incluso comprarles su basura a sus vecinos y venderles tanques de gas de veinte kilos y también abono para sus macetas. Un bioreactor de ese precio puede convertir una tonelada de basura orgánica al mes, darle bastante gas, (más del que puede necesitar, incluso para matarse por intoxicación), y mucho abono hasta para las plantitas del camellón de su calle.
¿Y el gobierno porqué no lo hace si parece tan buena inversión? Porque simplemente no les interesa. Desde hace al menos una década se ha dicho que tanto Pemex como CFE tiene que cambiar sus inversiones por algunas diferentes, como plantas de biogás, biodiésel, plantas fotovoltaicas, termosolares, mareomotrices, y un sin fin de posibilidades y alternativas. Piensan que el petroleo y el gas como lo conocemos es todo, y es lo que imperará secula seculorum.
Es algunas regiones de Estados Unidos, tal como Bakersfield, California, las granjas son líderes en la producción de biogás a través de los desperdicios que se generan en las granjas de vacas y en los campos de naranja. Algo similar también pasa en algunas regiones de España, Alemania y los supercompetidores europeos en biodiélsel, los daneses.
Pero, y si el gobierno no quiere hacer esta clase de cambios, y los ciudadanos difícilmente podremos hacer eso, ¿quién? Los empresarios. Solo una unión de empresarios con visión de futuro y de economía y ecología, podrían hacer un cambio. Y sea la CCC, la CANACO, o cualquier grupo industrial que quiera ahorrar en energía, crear empleos, ser más sustentable, y darle un golpe de ego al gobierno, podría hacerlo.
Pensemos en ALSEA, el grupo de restaurantes más grande de Iberoamérica, ¿cuánto desperdicios orgánicos podría tener mensualmente de sus 2,200 restaurantes tan solo en México? Podría producir su propio biogás, sobretodo en regiones donde estén más concentradas sus sucursales, y usar ese metano para sus propias cocinas.
Pensemos en en la Ciudad de México, que diariamente tiene desperdicios por cerca de 9,000 toneladas. Supongamos que solo la mitad de eso es orgánico, ¿Cuánto gas se podría producir con 135,000 toneladas de comida al mes?, ¿de biodiésel?
¿Cuánto vale en realidad la basura que tiramos y que nadie quiere?
En ocasiones no es necesario producir más, ni producir mejor, sino ser más eficiente con lo que tenemos y también con lo que tiramos. No podemos tener crecimiento sin fin, dado que los recursos son limitados en el planeta. Utilicemos mejor los recursos, sino, ¿porqué tan de moda la economía de la dona?
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