
PALANGANA 74
Historias de capitalismo que amamos odiar
Con todo y la pandemia, las compras inútiles no paran. Es más fuerte nuestro amor a los “cachivaches” que el miedo al COVID-19.
Como toda tienda de plásticos y artículos para el hogar que se precie de serlo, aquí tenemos opciones para dar y regalar: escobas, trapeadores y recojedores de materiales, colores y tamaños diversos. Tendederos para ropa que igual sirven para brincar la cuerda; cortinas para baño extra gruesas y botes para la basura con tapa, sin ella, con tapa balancín, o con pedal.
Me parece ilógico pensar que haya una razón de peso para que alguien use su juego de flaneras más de dos veces al año, o que prefiera los platos botaneros en lugar de los desechables (aunque deseo que así sea); que guarde la bañera rosa en forma de pez una vez que el o la bebé ha crecido, o que tenga la firme convicción de usar ese mini vaso para la licuadora que estaba “muy bonito”… pero en gustos, no se escatiman gastos.
Hay tragedias en todo esto, no crean que todo es risas y bolsas llenas. El tapete café con letras doradas que reza “bienvenido” puede dar cuenta de ellas. Diariamente recibe las visitas de quienes buscan llevarse el mejor precio ante la adquisición del mayor numero de productos. Antes la profesión de mayorista no era tan común, pero ahora ya prácticamente la mitad de la clientela se presenta como tal.
-Buen día. ¿Si me llevo tres piezas, ya es mayoreo?
-No. es a partir de 5.
-Pero estos cuestan más caro.
-Quisiera llevarme varios de estos.
-Lo siento. Es la ultima pieza.
-¿No me puedes conseguir más?
-¿A partir de cuántos productos aplica el precio de mayoreo?
– Pueden ser iguales o del mismo departamento.
-¿También entran las lavadoras?
-Ayer vine por varios productos para llevármelos al tianguis, pero estaba cerrado.
-¡Ah! Es que abrimos a las 10 de la mañana.
-¿Y si me llevo muchas cosas, me pueden abrir antes?
Y así… todos los días…
Angélica Cardona
@angielocutora
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