DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro

Debo haber estado en mis años de secundaria cuando por primera vez escuché hablar de Rafael Caro Quintero, el afamado narcotraficante que había sido capturado en Costa Rica en abril de 1985. Su nombre ya era para entonces ampliamente conocido a nivel nacional.

Traído de vuelta a la palestra pública en nuestros días habida cuenta de su detención en un paraje olvidado de su natal Sinaloa, Caro Quintero marcó sin duda, un antes y un después en el imaginario colectivo del México moderno en lo que a criminalidad se refiere.

Somos un pueblo con una extraña devoción por los antihéroes. Y mientras más retorcida y complicada sea su historia, mayor el impacto y la fascinación que provocan.

El panteón de los delincuentes legendarios de México es tan amplio como fascinante y sombrío: Chucho El Roto, el ladrón justiciero; El Tigre de Santa Julia, el bandido al que la fisiología le jugaría una trampa fatal; Alfredo Ríos Galeana, el asaltabancos y secuestrador que también triunfó en su faceta de cantante enmascarado haciéndose llamar El Charro Misterioso; Las Poquianchis, infames tratantes de personas poseedoras de las piqueras más decadentes a las que sin duda miles de asalariados hubieran querido asistir, al leer las crónicas de sus crímenes en diarios y revistas como La Prensa y Alarma!… en fin.

Sin embargo, Rafael Caro Quintero personificó por primera vez la figura del narcotraficante poderoso; escurridizo y a la vez seductor, capaz de cautivar a la heredera de un ex gobernador y llevársela a una especie de caótica luna de miel en un exótico destino centroamericano.

Hasta antes de Caro Quintero, los corridos norteños hablaban de personajes mayormente ubicados en la imaginación de sus compositores e intérpretes. Por primera vez se comenzó a hablar masivamente de una organización criminal radicada en México, y con alcances internacionales: el Cártel de Guadalajara.

Si bien otras organizaciones criminales como los Cárteles de Tijuana o el del Golfo tenían más años de operación -se rumora que el éxito de Juan García Ábrego floreció de la mano de sus negocios con Al Capone en los años de La Prohibición en los Estados Unidos-, a mediados de los ochentas se comenzó a hablar de una organización criminal en forma masiva, y ello permeó inevitablemente en la cultura popular.

De la mano de un sketch creado por el comediante José Natera, en el que recreaba una supuesta entrevista televisiva con Caro Quintero, y que fue convertida por un fenómeno de la piratería al circular en formato de cassette en tianguis y puestos callejeros del entonces Distrito Federal y su periferia, se generó todo un mito urbano en torno a la imagen del llamado “Narco de Narcos” y su supuesta forma de entender el mundo.

Producto de dicha parodia, por ejemplo, se popularizó la creencia de que Rafael Caro Quintero había ofrecido pagar la deuda externa de México (estimada en esos años en 80 mil millones de dólares) a cambio de que el gobierno mexicano le permitiera “trabajar sin molestarlo”.

La mitología generada en torno a la figura del capo sinaloense incluso daba material para chistes. Como aquel en el que a Pepito le pedían en clase que señalara en el mapa el mar más conocido de México y sin titubear apuntaba con la regla a Chihuahua. Cuando el maestro lo corrigió diciendo que ése estado ni siquiera tenía costa, Pepito respondió: “Es que mi papá dice que hay que ser tan pendejo como el Presidente para no saber  que Chihuahua es un mar de marihuana, Profe”.

En la actualidad cualquier organización criminal o delincuente de mediana estofa tienen uno o varios narco corridos. En la época previa a Caro, artistas como Los Tigres del Norte hacían referencia a personajes de ficción como Camelia La Texana o adaptaban a cierta narrativa asuntos de la nota roja para pintarlos de dramatismo, como en el caso de “La Banda del Carro Rojo”.

El carácter desenfadado de Caro Quintero, quien ofreció múltiples entrevistas a medios impresos y electrónicos marcó un tono diferente a la conversación sobre el crimen organizado. Sus protagonistas fueron dejando poco a poco el nebuloso anonimato para ir escalando paulatinamente a una especie de farándula del mal, con un creciente público de espectadores ávidos de conocer más detalles sobre el estilo de vida, y las “proezas” de estos anti héroes. Expectación y terror en una combinación morbosa.

Sin duda alguna muchos otros crimínales terminaron robándole reflectores a Caro, un personaje sobre el que a pesar de los años todavía hay muchas más preguntas que certezas. Llama la atención que su reciente detención se haya perpetrado casi de manera inmediata a la reunión entre los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador; que la justicia norteamericana haya intensificado su interés por una extradición cuando lo tuvo cautivo durante 28 años por la justicia mexicana. 

Flotan también en el ambiente las múltiples versiones sobre su estancia en distintas prisiones del país, en las que se asegura siempre mantuvo acceso a diversos excesos y comodidades. Al igual que en el caso de otros delincuentes como El Chapo Guzmán, circulan versiones de que eventualmente se les permitía salir de su reclusión durante periodos pactados con la autoridad, o de los millonarios negocios que éstos personajes siguieron operando detrás de las rejas. Entonces, ¿para que salir y exponerse a una nueva persecución o al riesgo de ser abatido por algún grupo rival?

Seguirán sin duda muchos meses antes de saber cuál será el cierre definitivo de ésta historia de criminalidad, y de la forma en que se cerrará -si es que se logra-, la trama que llevó al asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena.

Es inevitable pensar en que la nueva captura de Caro Quintero podría tener implicaciones políticas y diplomáticas de largo alcance en ambos lados de la frontera entre Mexico y Estados Unidos.

Pero sin duda, será interesante verificar cuál será el destino final de ese personaje que le puso rostro a la criminalidad en la década de los ochentas.

Episodio que me hace recordar la referencia que en una entrega especial de la revista Proceso se hacía al diagnóstico de la psiquiatra Julia Sabido, quien tras entrevistarlo lo describió así: “Caro Quintero es una verga que camina, corre, se alimenta, vive”…

¿Cuál será nuestro próximo anti héroe favorito?

Twitter: @miguelisidro

SOUNDTRACK PARA LA LECTURA

El Tri (México) / “Sara”

Chilango Sound Machine (México) / “El Marihuanero”

Systema Solar/ Los Aguas-Aguas (Colombia- México) / “¿Quién es el patrón?”

Los Invasores de Nuevo León (México) / “Rafael Caro Quintero”

Por miguelaisidro

Periodista independiente radicado en EEUU. Más de 25 años de trayectoria en medios escritos, electrónicos; actividades académicas y servicio público. Busco transformar la Era de la Información en la Era de los Ciudadanos; toda ayuda para éste propósito siempre será bienvenida....

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