DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro

En el afán de encontrar nuevas fórmulas para atraer la atención del público, uno de los usos recurrentes de la industria del entretenimiento consiste en tomar la vida de personajes de la cultura popular y tratar de ofrecernos un “nuevo” punto de vista sobre historias que supuestamente todos ya conocemos.

El resultado no siempre es exitoso.

Es en este marco donde se ubican dos producciones de reciente aparición que están generando una amplia conversación entre el público: por un lado, la serie Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer y en el extremo opuesto Blonde, drama ficcional sobre la vida de la actriz norteamericana Marilyn Monroe.

Pero vayamos por partes. Vale la pena advertir que en el caso de historias provenientes de “la vida real”, existen pocas probabilidades de caer en el llamado spoiler. El público en general conoce cuáles fueron los dramáticos finales tanto del icónico símbolo sexual del cine norteamericano como del tristemente célebre Caníbal de Milwakee.  Luego entonces la clave en ambas producciones consiste en cómo recrear y desarrollar al personaje, y valerse de un poderoso factor para contar sus historias: el morbo.

En Blonde (2022), el cineasta australiano Andrew Dominik recrea la novela homónima de Joyce Carrol Oates, que se convirtió en un best seller en el año 2000, para ofrecernos una visión cruda, emotiva, pero también pretensiosa de la vida, ascenso a la fama y dramática muerte de la actriz Marilyn Monroe, reflejando su permanente lucha interna por afrontar el estrellato y sobrellevar una vida tormentosa poblada de situaciones de abuso y explotación que potencializaron las carencias afectivas que padeció desde su infancia.

Aunque a opinión de muchos críticos la producción abusa de los recursos visuales y crudeza narrativa para tratar de adentrarnos en la dramática vida de la mujer que en la vida real se llamó Norma Jean Mortenson; tampoco se puede regatear la brillante interpretación realizada por la actriz española Ana de Armas, quien no se dejó llevar por el impulso de caer en la imitación y logró una actuación contundente. Obvio, no faltan quienes critican que se muestre “demasiada piel”, pero finalmente los actores se sujetan al guión y a los valores de producción que el director establezca.

El elenco se complementa de manera notable con la participación de actores de primera línea: Adrien Brody, Julianne Nicholson, Bobby Cannavale y Xavier Samuel.

En torno a un personaje tan icónico y vigente en la cultura pop, resulta difícil construir un producto audiovisual que termine dejando a todos contentos. Y tal parece que a ello se dedica ésta visión personal de Dominik: a abrirse paso entre las audiencias por la vía de la controversia.

En el extremo complementario  -que no totalmente opuesto- de este repaso tenemos la serie Monstruo: La Historia de Jeffrey Dahmer, realizada por el cineasta, productor y guionista norteamericano Ryan Murphy, creador de uno de los nuevos clásicos del terror: American Horror Story.

La serie, desarrollada en una trama de 10 capítulos narra la historia del asesino serial norteamericano que entre 1978 y 1991 cometió el asesinato de 17 personas del sexo masculino; la mayor parte de ellos afroamericanos y homosexuales. Hijo de un matrimonio disfuncional, Dahmer fue diagnosticado tras su detención con diversos trastornos psicológicos; entre ellos comportamiento psicótico, límite de personalidad y episodios esquizoides. Aunque legalmente se le declaró cuerdo durante el juicio en su contra; sus detractores señalan que por lo menos en un par de ocasiones pudo evadirse de la acción de la justicia por ser un hombre blanco caucásico.

Acorde a la narrativa desarrollada en otros de sus proyectos, Ryan Murphy nos lleva a cuestionarnos si los monstruos que atormentan a nuestra conciencia social son más bien producto y resultado de nuestras fallas e indiferencia como género humano. Una vez más, la polémica acompaña a este contenido, al haber sido clasificado por la plataforma Netflix bajo la categoría LGBTQ+, junto a otras producciones que han contribuido a la discusión sobre la diversidad y la cultura de género, provocando una airada reacción de colectivos y activistas en Estados Unidos y otros países, acusando a la productora no sólo de hacer apología de la violencia homofóbica, sino también de revictimizar a las personas asesinadas por Dahmer y a sus familias.

En lo particular, me pareció un exceso extender la historia en 10 episodios. Una vez más, abusando de ciertos recursos dramáticos- como narrar la historia en cronología inversa y recurrir en infinidad de saltos de tiempo para enfatizar ciertos detalles de la trama-, se termina por prolongar en exceso un producto que pudo haber sido una sólida película de hora y media para terminar convirtiéndola en un innecesario culebrón.

Sin embargo, de manera muy similar a lo ocurrido con la serie documental El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal de Gerardo Naranjo (2022), Netflix le vuelve a apostar al recurso de contarnos  una historia ya conocida bajo el atractivo de la variedad de enfoques y una vez más, le da al clavo: la serie sobre Jeffrey Dahmer ya se encuentra entre las 5 producciones más de exitosas de la plataforma durante el presente año.

Algo que ha llamado mi atención  en los años recientes es la gran cantidad de series y películas que recurren a la siempre eficaz armadura de la nostalgia: desde Mad Men, ambientada en los sesentas; las distintas temporadas de Narcos ambientadas entre los setentas y los ochentas hasta Stranger things, que se desarrolla en los ochentas, atribuyendo en primera instancia dicha tendencia a una especie de impulso revisionista del pasado, y el reto de recrear esos ambientes con los recursos tecnológicos de hoy en día.

Sin embargo, también me he puesto a pensar si mucho de este afán nostálgico no estaría en mucho impulsado por lo predecible y absurda que se ha vuelto la vida moderna: cuantas veces nos sorprendemos pensando: “eso lo hubiera resuelto con una llamada desde mi celular”, “eso se podría haber evitado con una denuncia en redes sociales”, “aquello no podría ocurrir en nuestros días… donde quiera hay cámaras y dispositivos móviles grabando”… y así hasta el infinito con un montón de hipotéticas situaciones. Total que nuestra vida actual no daría material ni para el más aburrido episodio de “La Rosa de Guadalupe”…

Debo aclarar que no recomiendo ciegamente ni propongo tirar al basurero de la historia ninguna de las dos producciones que medianamente he reseñado en esta entrega. Más bien propongo que, si le interesa, las revise y se forme su propio criterio. Tal vez juntos podamos construir una nueva forma de distinguir entre la expectativa y el morbo.

Twitter: @miguelisidro

SOUNDTRACK PARA LA LECTURA:

Alarma (España) / “Marilyn Monroe”

INXS (Australia) / “Suicide blonde”

KC & The Sunshine Band (Estados Unidos) / “Please don’t go”

Talking Heads (Estados Unidos) / “Psycho killer”

Por miguelaisidro

Periodista independiente radicado en EEUU. Más de 25 años de trayectoria en medios escritos, electrónicos; actividades académicas y servicio público. Busco transformar la Era de la Información en la Era de los Ciudadanos; toda ayuda para éste propósito siempre será bienvenida....

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