DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro

No recuerdo exactamente cuál sería mi edad, tal vez unos cinco o seis años, cuando vi por primera vez en la televisión la legendaria película de Alfred Hitchcock: Los pájaros (1963).

Lo que sí recuerdo fue el impacto que me provocó y sigue provocando esa magistral obra del cine de suspenso y terror, en la que sin motivo aparente distintas especies de aves atacan en parvada a los desconcertados habitantes de un pequeño poblado estadounidense llamado  Bodega Bay.

Recuerdo que en uno de sus libros, Georges Sadoul evocaba una charla con Hitchcock acerca de ese filme, al que describió como probablemente la cinta más terrorífica de su filmografía. “Las fuerzas de la naturaleza pueden ser terriblemente malignas, sobre todo porque los humanos las desconócenos en su lado más oscuro”, afirmó el director.

La remembranza viene a cuento por una serie de acontecimientos que han ocurrido en el escenario político mexicano, y que reflejan cierta analogía con esa aterradora historia de pajarracos asesinos.

Parte de ese entramado inicia con las ya tan llevadas y traídas filtraciones del colectivo de hacktivistas Guacamaya a raíz de la extracción de millones de archivos contenidos en correos electrónicos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Llevamos un par de semanas de picotazos informativos derivados del vuelo de la Guacamaya, situación que ha generado un ácido debate en distintos frentes de la vida pública, en los cuales se soslaya el fondo del asunto. 

Más allá de desgarrarnos los plumajes por si el presidente López Obrador tiene gota o hemorroides, o si alguna de esas urracas aventureras que el gobierno contrata como “asesores de imagen” sugirió a militares participar en telenovelas o reality shows para “mejorar la percepción ciudadana sobre su trabajo”, lo más grave de este asunto es que una entidad tan estratégica como el Ejército, que está siendo empoderada por el actual gobierno y en cuyas manos recaerá el peso de la estrategia de seguridad nacional en el próximo lustro, ha sido exhibida como vulnerable a ataques cibernéticos. Estamos pasando por alto que muy probablemente los hackers han hecho una filtración selectiva de sus hallazgos, y que la información liberada puede ser sólo un botón de muestra de extracciones de información más delicada para el interés nacional.

Y ya que hablamos de seguridad, resulta de verdadera pena ajena la actitud de auténticas avestruces que han asumido los gobernadores de entidades fuertemente golpeadas por la violencia criminal, como Jalisco, Zacatecas, Guerrero y Michoacán, quienes sólo se han atrevido a asomar la cabeza para avalar la estrategia de militarización de la seguridad nacional, sin aportar propuestas o acciones concretas que vayan más allá de la coyuntura.

Ni qué decir de la bochornosa comparecencia ante el Senado  de la titular de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, Rosa Icela Rodríguez. Un parloteo de cacatúas podría tener mayor armonía y sentido que lo expresado en dicha tribuna. La parte oficial, cerrada y empecinada en defender hasta la ignominia su visión de la realidad. Dudo mucho que la Rosa Icela en sus tiempos de reportera le hubiera creído la mitad de las cifras y afirmaciones categóricas de la Rosa Icela funcionaria. Y la presencia de los secretarios de la Defensa y la Marina flanqueando a la secretaria me recordó al águila y al cóndor del escudo de la UNAM: un par de pajarracos amenazantes.

La participación de las bancadas opositoras tampoco es digna de elogio. Hasta el propio Pájaro Loco palidecería de vergüenza ajena ante el histrionismo de legisladores como Lilly Téllez o Germán Martínez.

Por cierto, en el caso particular del titular de la SEDENA, Luis Crecencio Sandoval en torno a su negativa a dialogar con integrantes del Poder Legislstivo, su actitud me recordó mucho a la de un arrogante pavorreal, que sólo se esponja si lo visitan en su propio jardín para que le digan “qué bonito está tu plumaje”, pero que en el terreno de la crítica y transparencia a la que obliga un sistema republicano, se arruga y se hace el ofendido, como vil guajolote haciéndose pasar por flaco antes de la cena de Navidad.

Por supuesto que en el terreno de la oposición el panorama tampoco es alentador. Ahí tenemos a esa ave de las tempestades llamada Claudio X González, lanzando su enésimo membrete electorero y facilitándole al régimen la posibilidad de ridiculizar a sus oponentes. Es como querer usar plumas de halcón maltés para disfrazar a un desnutrido chichicuilote.

Más allá de las filias y las fobias de corriente o movimiento político, la realidad es que México atraviesa por un momento delicado en materia de seguridad, donde a pesar de las cifras alegres del gobierno federal, la presencia territorial del crimen organizado en las distintas regiones del país es una realidad insoslayable, y que frente a ello, nuestra desvencijada clase política pierde tiempo y recursos valiosos que podrían servir para el diseño de una estrategia verdaderamente integral de combate al crimen, porque nuestros Padrotes y Madrotas de la Patria están inmersas en el baile de las corcholatas organizado por el Presidente López Obrador, y que prácticamente todo el ámbito de la vida pública se encuentra contaminado por un adelantado e innecesario futurismo electorero de la peor factura.

Siguiendo con nuestra analogía, podríamos decir que frente a las prioridades nacionales, tanto gobernantes como opositores se mueven con la agilidad de una colonia de pingüinos sobre piso encerado.

La propia actitud del Presidente al desdeñar la gravedad de los hechos, tratando de establecer cuáles asuntos “no son nota”, y aseverar alegremente que “la Guacamaya se convirtió en zopilote”, deja mucho qué desear.

El mandatario no debe confundir su popularidad con una espada damocliana para cortar una opinión pública a la medida de su ego. Ahora resulta que, desde el poder, El Ganso se nos transformó en la Primera Chachalaca de la Nación…

Pues será el sereno, por más que obradoristas y opositores se empeñen en presentarse como poseedores de la verdad absoluta en lugar de construir soluciones por la vía del diálogo, pocas esperanzas se avizoran de una verdadera transformación de la vida pública. Unos y otros se nos quieren presentar como el Ave Fénix que rescatará a la patria de sus cenizas. Pero en mi caso, para donde quiera que volteo, veo y escucho puros Pájaros Nalgones…

Twitter: @miguelisidro

SOUNDTRACK PARA LA LECTURA

The Trashmen (Estados Unidos) / “Surfin’ bird”

Real de Carorce (México) / “Pájaro loco”

Eliades Ochoa (Cuba) / “La venganza del perico”

Carmen Jara (México) / “Pájaro nalgón”

Por miguelaisidro

Periodista independiente radicado en EEUU. Más de 25 años de trayectoria en medios escritos, electrónicos; actividades académicas y servicio público. Busco transformar la Era de la Información en la Era de los Ciudadanos; toda ayuda para éste propósito siempre será bienvenida....

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