DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro

Debo confesarlo, no sin cierto sentimiento de culpa: Paco Ignacio Taibo II es un personaje que me produce sentimientos encontrados.

Por un lado, es la mente creadora de uno de mis personajes favoritos no sólo de la literatura mexicana, sino -para mi muy personal gusto- de todos los tiempos: el detective chilango Héctor Belascoarán Shayne.

Las posturas políticas de Paco Taibo en determinados episodios de la historia reciente del país me han parecido difíciles de asimilar. No quiero abundar en detalles, pero esa idea de organizar fusilamientos en el Zócalo de la Ciudad de México, sea cual sea el argumento y sean quienes sean los “clientes” en turno, simplemente se me hace dura de digerir.

Así que en este caso no abundaré en reproches de lo que no me acomoda; finalmente esas son calenturas que no me toca sudar. Dicho lo anterior, pasemos al campo de las coincidencias.

El simple anuncio de una serie basada en la saga de Belascoarán Shayne me provocó una inmediata ansiedad por consumirla, checarla al detalle, disfrutarla. Porque cuando desarrollas admiración por un personaje no hay espacio para la decepción; todo lo que venga es espacio de oportunidad.

Debo haberme iniciado en la lectura de las novelas de Belascoarán en mi último año de secundaria; ello como consecuencia de ser una especie de reciclador de las lecturas de mi hermana mayor, quien para entonces ya cursaba la licenciatura en la Universidad Autónoma Metropolitana.

Recuerdo haber leído y releído “Días de combate” con gran apetito, tratando de poner en mi mente las escenas y situaciones ahí relatadas. Viví parte de mi infancia en la zona metropolitana del entonces Distrito Federal; pero gran parte de la actividad laboral de mi padre como comerciante la desarrollaba en el corazón de la urbe chilanga; tuvo una fábrica de ropa en la calle República de Costa Rica y la interacción con sus clientes se desarrollaba en los rumbos de La Lagunilla, Mixcalco, Correo Mayor y la Calzada México-Tacuba; de tal suerte que pude percibir un elemento constante en dicha serie de novela negra: la ciudad como un protagonista permanente y mudo de las historias.

Años después descubrí a través de la televisión por cable las versiones cinematográficas que sobre algunas de las novelas de Taibo II realizaron los cineastas mexicanos Alfredo Gurrola y Carlos García-Agraz. Lejos de quedar desencantado por la recreación de dichas historias o por las interpretaciones de Pedro Armendáriz Jr y Sergio Goyri encarnando al ingeniero que eligió ser detective, caí en cuenta de una particularidad de dicha obra: que en ningún momento se hace alguna descripción detallada del personaje en cuanto a sus características físicas, por lo que la construcción de su fisonomía queda prácticamente a la libre interpretación e inferencia del lector.

Así que debo reconocer que la aparición de una nueva versión de ésta legendaria serie de novelas desencadenó de inmediato mi entusiasmo. He leído muchas críticas acerca de la selección del histrión Luis Gerardo Méndez en ésta nueva encarnación del detective de origen vasco-irlandés, sin embargo no me permití a mi mismo contaminarme de comentarios prejuiciosos que mermaran mi entusiasmo: por fin una compañía productora con acceso a grandes presupuestos ha puesto el ojo en una de las piezas más valiosas de nuestra literatura contemporánea.

Por supuesto que resulta imposible que la imagen de Luis Gerardo Méndez deje de remitirnos a Javi Noble (Nosotros los Nobles, 2013) y a Chava Iglesias (Club de Cuervos, 2015), dos de los roles actorales más exitosos de su carrera; pero hay que reconocer que su trabajo dando vida a Belascoarán resulta bastante honesto. Baste con analizar las diferencias en los acentos de los tres personajes para caer en cuenta de ello.

Más allá de los aciertos o errores de producción que se puedan señalar a la primera temporada de ésta serie, desarrollada en tres capítulos bajo la dirección de Gonzalo Amat (“Días de Combate”), Ernesto Contreras (“Cosa Fácil”) y Hiromi Kamata (“No habrá final feliz”), creo que su principal aporte es la valiosa posibilidad de acercar a las nuevas generaciones a la producción literaria del México de los sesentas, setentas y ochentas, impulsando el redescubrimiento de autores de gran valía como Inés Arredondo, René Avilés, Gerardo Maria Toussaint, José Agustín o el propio Paco Ignacio Taibo, entre muchas otras y otros cuya obra merece ser revisitada y en su caso, ser usada como materia prima para producciones televisivas y cinematográficas de gran nivel, que nos permita superar la mediocridad a la que muchas veces nos somete la industria del entretenimiento.

Mención aparte merecen el esmerado trabajo de producción que en la nueva versión no escatimó en recursos para llevar a los espectadores al Distrito Federal de finales de los setentas-principios de los ochentas; amén de las grandes actuaciones de Paulina Gaitán en el papel de Irene (“La Muchacha de la cola de caballo” y pareja sentimental del protagonista) y de Silverio Palacios en el entrañable rol de Gilberto Gómez Letras, el maestro plomero con el que el autoproclamado “detective independiente” (que no privado) comparte oficina y aventuras.

Sea usted o no seguidor de la obra literaria de Paco Ignacio Taibo; se identifique como chairo, fifí o entidad intangible de nuestra cada vez más irrespirable realidad nacional, le recomiendo darle una repasada a ésta serie disponible en la plataforma Netflix, sobre todo en estos tiempos, en los que necesitamos más que nunca de héroes imperfectos que nos ayuden a sobrellevar la vulgaridad de nuestro melodrama político y social, saturado de “ladies” y “lords”, y tan necesitado de ciudadanos de a pie que armados precariamente con un curso de detective por correspondencia, se dispongan a arriesgar el pellejo por las buenas causas.

¡Cuánta falta nos hace un Héctor Belascoarán Shayne en un momento como éste, carajo!

Twitter: @miguelisidro

SOUNDTRACK PARA LA LECTURA

Los Ezquizitos
(México)
“Pum-Pum Bang-Bang”

La Sonora Santanera
(México)
“Por las calles de México”

Willie Colón
(Puerto Rico)
“Demasiado corazón”

Elvis Costello
(Inglaterra)
“Watching the detectives”

Por miguelaisidro

Periodista independiente radicado en EEUU. Más de 25 años de trayectoria en medios escritos, electrónicos; actividades académicas y servicio público. Busco transformar la Era de la Información en la Era de los Ciudadanos; toda ayuda para éste propósito siempre será bienvenida....

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