Qatar y las figuras
El Mundial entrona, lo hizo con Pelé, lo hizo con Maradona, lo hizo con Zidane y hoy lo hizo con Messi. Cada uno en su era con un futbol distinto y hasta con una pelota distinta, pero a cada uno se le exigió ganar la copa del mundo para poder incluirse en esa élite. Descartemos a Pelé, él inauguró la categoría.
Al mirarlo así, en efecto, el futbol es injusto. El tajante juicio de la crónica deportiva excluye con una falsa autoridad a Johan Cruyff y Cristiano Ronaldo (y para mí a Luka Modric) de pertenecer a ese edén, por el hecho de no ganar un Mundial.
Se vivió una de las más grandes finales de los mundiales, Francia y Argentina nos regalaron un partido épico (adjetivo no siempre acertado). Incluso el árbitro polaco Szymon Marciniak puso de su parte con un reprochable desempeño que trascenderá también como uno de los peores de la historia, era tarea difícil.
Terminado el partido, con Messi oficialmente integrado a la eterna discusión sobre quién es el mejor de todos los tiempos, Argentina aseguró su tercera estrella, ganada con una fórmula que parecía que había olvidado, la del sufrimiento, la de tener que ganar una, dos o tres veces lo que ya tenían perdido… una y otra vez, todas en el mismo partido. Una tercera estrella obtenida en el mundial más largo, el mundial que duró 12 años.
En política no hay casualidades
El Mundial de la corrupción comenzó en 2010, cuando de forma inédita se designaron las dos sedes subsecuentes del torneo, con más de una década de anticipación el mundo supo que el vigesimosegundo mundial de futbol organizado por la FIFA se realizaría en Qatar.
Durante estos doce años, probablemente el mundo del futbol haya tenido su etapa más productiva en términos financieros y mercadológicos, todo gracias al alto rendimiento de una generación de brillantes jugadores, pero gracias también a que el mundo del futbol se dividió en dos: el lado Messi y el lado Cristiano Ronaldo. Esto fue clave.
Incluso sin ser seguidor (hincha, fan, aficionado o como guste) del Real Madrid o del Barcelona, todos tomaron una postura, en favor del argentino o en favor del portugués; por debajo, media docena de jugadores intentó hacerles sombra a los gigantes, aunque casi en todos los casos también entraba en juego el cariño a los colores. Iniesta, Benzema, Modric, Neymar, Lewandowski y Mbappé pelearon por un tercer puesto; pero el mundo, insisto, se polarizó (Justo es decir que ese mundo, geográficamente se reduce a Europa y en concreto a España).
Todas estas figuras inmortalizaron sus cualidades uniformados con publicidad de los nuevos inversionistas del futbol.
La playera del Futbol Club Barcelona siempre fue valorada por no llevar publicidad impresa, un distintivo admirable hasta que en 2006 incluyó el logotipo de UNICEF, que no es propiamente una marca comercial (justificaron). Esto abrió el camino para que cuatro años después, en 2010, ya no fuera UNICEF sino Qatar Foundation quien apareció al frente de la camiseta vestida por Messi y compañía. Para 2013 toda mística anticomercial fue olvidada para lucir abiertamente a Qatar Airways como patrocinador principal. Del otro lado de la polarización, Fly Emirates aparece desde 2013 como sponsor principal del Real Madrid. Las cuatro Champions League y todos los goles que consiguió Cristiano Ronaldo en cinco años fueron vistos por el mundo con el logotipo de la aerolínea basada en Dubai.
En escritorios, durante estos doce años la FIFA vio revelados sus más infames secretos, la designación de los mundiales para Rusia y Qatar despertaron la furia anglosajona. Periodistas ingleses investigaron los sobornos mientras que la justicia estadunidense aprehendió a algunos acusados so pretexto de haber circulado parte de ese dinero a través de bancos norteamericanos. Faltaban seis años para Qatar cuando Blatter tuvo que renunciar; también Platini, como presidente de la UEFA, se fue bajo sospechas. Después se descubrió que el francés tuvo que ceder a la presión presidencial de Nicolas Sarkozy para beneficiar a Qatar, todo porque Francia les vendió unos aviones militares y en contra parte los galos les compran gas. Nomás por eso.
Durante el periodo Brasil 2014 – Rusia 2018, la UEFA Champions Legue fue ganada una vez por el Barcelona de Messi y tres veces por el Real Madrid de Cristiano Ronaldo, un mágico periodo recordado por la BBC y la MSN, dos fantásticos tridentes ofensivos protagonistas de triunfos y derrotas inolvidables, gloriosas estampas y bellos goles para el delite universal. Mientras tanto, en 2016, tras la renuncia de Blatter, Gianni Infantino fue electo como presidente de la FIFA.
El nuevo jerarca asumió con la misión de limpiar la imagen de la Asociación y tratar de recomponer las estructuras. Para ello y para hacer la paz con Norteamérica se tomaron dos decisiones: permitir la sede del mundial a Estados Unidos junto a sus socios del T-MEC para 2026 y algo que legitimara la justicia en las canchas, la aparición del Video Assistant Referee.
Nacen los clubes-estado
El 31 de mayo de 2011 el fondo catarí Qatar Investment adquiere al equipo francés de más jerarquía, París Saint-Germain. En estos doce años el PSG contrató a Mbappé cuando tenía 18 años (2017), le quitó a Neymar y a Messi al Barça y ha intentado por todos los medios ganar el torneo más importante del mundo a nivel clubes, la Champions League.
En Inglaterra, el Manchester City tomó el control de la Liga Premier bajo la Dirección Técnica del otrora entrenador catalán, Josep Guardiola, apuntalado con la contratación de jugadores altamente valorados y llevados con atractivos contratos para vestir los colores del City (patrocinados por otra aerolínea árabe: Etihad Airways). El repunte del club inició cuando Abu Dhabi United Group adquirió el club.
Este tipo de compras, hechas por fondos de inversión propiedad de países soberanos, permitieron el nacimiento de una nueva forma de organización futbolística, algo denominado como club-estado. Una forma de financiamiento que ha generado pronunciadas inconformidades por dotar de un poder financiero cuasi infinito a ciertos equipos, lo que reduce las posibilidades de otros para competir de manera más equitativa.
Bajo este esquema financiero, los jeques y sus inversiones no lograron (todavía no) que sus clubes ganaran la Champions League, el torneo más exigente y prestigioso del mundo.
Lo oscuro
Estos doce años también contemplaron la edificación de una infraestructura que no existía cuando se le otorgó la sede al comité qatarí. Tan solo tres años después del anuncio, en 2013, la Confederación Sindical Internacional publicó el informe que advirtió la muerte de 4 mil trabajadores en las obras necesarias.
Cada semana en la que Messi y Cristiano rompieron una marca tras otra en la cancha, Nike y Adidas la rompieron en tiendas; mientras que en Qatar, obligados a trabajar en altas temperaturas, más de 6 mil trabajadores de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka perdieron la vida para concluir las obras del próximo Mundial (de acuerdo con investigaciones del diario The Guardian).
Estas cifras siempre fueron negadas por Qatar y el comité organizador.
No era entre países
El máximo espectáculo de la competencia generada entre Cristiano Ronaldo y Messi siempre fue en defensa de las camisetas dentro de la misma liga, nunca se pudo trasladar al terreno de las naciones. Separados por Confederación, la Copa del Mundo nunca pudo ser escenario del clásico entre ellos, ambas figuras jugaron exactamente los mismos mundiales, pero solo uno logró el trono.
Pero en ese terreno de los clubes la historia no necesitaba más, desde 2010 hasta 2022, Messi ganó seis veces el Balón de Oro contra cuatro conquistas de Cristiano; CR ganó cuatro Champions y Lionel obtuvo dos; en el medio, ambos se volvieron los máximos goleadores de la historia tanto del Madrid como del Barcelona, estatus que emularon en sus selecciones.
Ambos escribieron la mayor historia de rivalidad productiva entre dos futbolistas, todo durante estos doce años.
La recta final
En 2018, Francia ganó su segundo mundial y debuta Kylian Mbappé; Modric gana el Balón de Oro, su cuarta Champions League y lleva a Croacia hasta ser Subcampeón del mundo. Es el mismo año que Cristiano elige para dejar La Liga para irse a la Serie A de Italia, allí también fue campeón con la Juventus de Turín. Para 2021, Messi dejó a un FC Barcelona ahogado en una crisis político-financiera que no lo pudo retener, inmejorable oportunidad para ser fichado por el PSG (de fondos qataríes) y cumplir la ambición de un poderoso conjunto neo-galáctico con Neymar, Mbappé y Messi al frente.
Se había terminado la época dorada, ambos se alejaron de una sólida aspiración de conquistar Europa nuevamente. Cercanos a la veteranía futbolística el horizonte solo pintaba Qatar, ya sin sus clubes, como capitanes de Argentina y Portugal.
A seis meses de iniciar el campeonato mundial, Lionel Messi firmó un millonario acuerdo para ser la imagen de Arabia Saudí y fungir como su embajador turístico. Días antes del partido inaugural, Cristiano fue despedido del Manchester United después de confrontarse públicamente con el técnico y con el club mismo.
El hasta hoy único Mundial del invierno transcurrió de maravilla, la última copa del mundo de una camada de futbolistas históricos emocionó en todo momento, probablemente vimos uno de los torneos más espectaculares de la historia. Esa historia dirá que fue el mundial con más goles anotados, dirá que Marruecos fue la primera nación africana en establecerse entre los cuatro primeros; dirá que Giroud y Kane son los nuevos goleadores históricos de Francia e Inglaterra; dirá que Messi se coronó campeón del mundo y que Mbappé marcó tres goles en una final que no pudo ganar.
En el futbol existen grandes historias de victorias sin trofeos de por medio; ahora sabemos que la FIFA permitió que al futbol llegaran grandes historias de corrupción y crimen.
“El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo. De eso que no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno, no tiene que pagar el futbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”. Fueron las palabras de Maradona el 10 de noviembre de 2001.
El mundo pudo ver hasta donde es capaz de llegar el esfuerzo y la entrega de un futbolista, el mundo vio una década alucinante de futbol que marcó época; el mundo descubrió el exceso y los atropellos que pueden existir con este deporte como bandera. El mundo vio los límites de lo peor y de lo mejor del futbol durante 12 años.
Qatar 2022 no duró 30 días sino esos 12 años, doce años infames y gloriosos que por fin terminan hoy, con Messi como campeón con Argentina.
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