DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro

“Los extremos se tocan”, dice una célebre frase atribuida al físico y matemático francés Blaise Pascal.

Los entusiastas de las alegorías aseguran que ésta frase aplica perfectamente tanto a la lógica geométrica como a la teoría política.

Y es que en momentos tan complejos como los que se viven actualmente en el entorno político y social de nuestro país, es posible advertir que la polarización extrema está llevando a los dos grandes frentes antagonistas (entusiastas y antagonistas de la llamada Cuarta Transformación) a atacarse entre sí recurriendo a argumentos tan similares que resultan hasta chocantes.

La escena política nacional se ha convertido en una dramática espiral de neurosis colectiva, donde para los frentes en pugna los hechos y las evidencias pasan a segundo plano; lo importante es ver quién replica más rápido, a un volumen más alto y quién consigue más likes. El vulgar y antediluviano juego de ver quién la tiene más grande.

Tanto “AMLOvers” como “conservadores” buscan advertir a la población de una gran “amenaza global” que podria  arrebatarnos nuestros preciadísimos valores nacionales -sea lo que ello signifique- y que se vale de toda suerte de artilugios para apoderarse de almas y conciencias.

Lo mismo es el fantasma del comunismo internacional, la oligarquía corporativa, los Iluminatis o el Priorato de Sión, lo cierto es que, sin rubor alguno, ambos extremos del debate público agotan toda suerte de recursos para advertirnos de las amenazas del Imperio del Mal. Espacios de opinión, mesas de debate, cartones políticos, shows de parodia y por supuesto, los Tres Veces Heroicos Memes llueven de un extremo a otro sin dar espacio al respiro. 

A cada nota, a cada declaración, a cada encabezado sigue un interminable vómito de expresiones de repudio o respaldo, del que resulta casi imposible abstenerse. Debo confesarlo: la lectura de las secciones de “comentarios” en los portales web de los principales medios mexicanos se me ha convertido en una especie de gusto culposo, donde la nota de origen llega incluso a pasar a segundo plano y se escenifican encarnizados debates que pasan de la esgrima verbal e ideológica al duelo de albures y derroche de picardía mexicana en tiempo récord.

¿Cómo llegamos a este estado de cosas? Sin duda alguna, ésta crispación colectiva no es sólo reflejo de nuestro estado de ánimo como nación, sino que ha encontrado su principal catalizador en las turbulentas aguas de nuestra innecesaria y absurdamente adelantada sucesión presidencial. Todo tema sirve para entronizar o atacar a cualquiera de los Padrotes y Madrotas de la Patria que sueñan con sacrificarse por nosotros apañándose la Silla del Águila en 2024.

Uno de los aspectos que me resultan particularmente chocantes de éste acalorado debate, es el tono condescendiente y paternalista con el que tanto los cuatroteístas como sus opositores se dirigen hacia “el pueblo” o a la “sociedad civil”. Según su retórica, necesitamos de su guía y acompañamiento cívico y moral para evitar que la oligarquía internacional, el malvado comunismo, Felipe Calderón,

Carlos Salinas, Elon Musk o cualquier otro villano intergaláctico o infraterrenal existente o por inventarse se apodere de nuestra mente y conciencia. Nos obsesiona darle forma o identidad a ese intangible Masiosare que se cierne sobre nuestras cabezas.

Uno y otro frentes presumen de una pretendida superioridad moral e intelectual que parecieran haber comprado por kilo en una oferta de supermercado. Llegamos a la era del “no porque no” y “sí porque sí” como mantra infinito de nuestra fauna política.

Más allá de filias y fobias, lo preocupante es que ésta dialéctica del blanco y negro ha dejado en segundo plano la búsqueda de consensos. En cuanto algún personaje de la política habla sobre la posibilidad de concitar diálogo o acuerdos con sus contrapartes, por todos los flancos le llueven expresiones de escepticismo o burla, y no falta algún sabueso de las redes que rasque por todos los rincones del ciberespacio hasta encontrar alguna expresión o  nota que exhiba las contradicciones -reales o supuestas- del personaje en cuestión, invocando aquella infalible letanía de “siempre hay un tuit”.

Porque además de todo, unos y otros se abrogan el derecho a cuestionar la probidad de quienes preferimos no tomar partido, como si la preocupante escasez de autocrítica en nuestro entorno político mexicano fuese algo digno de celebrar. “Qué cómodo es salir con que todos los políticos son iguales; es tiempo de definiciones”, recriminan unos y otros. Pero mientras no se eleve el nivel de debate, lo siento: para mí todos los partidos políticos, sus dirigentes y candidatos siguen siendo parte de un añejo y doloroso problema, más  que elementos de la solución.

La sociedad mexicana sigue estando encabronada, y tiene múltiples razones para así estarlo. Pero bien vale la pena reflexionarlo, ¿qué es lo que estamos buscando? ¿Quién nos la hizo o quién nos la pague?

Twitter: @miguelisidro

SOUNDTRACK PARA LA LECTURA

Rockdrigo González 

(México)

“El rock del Ete”

Def Con Dos

(España)

“Ultramemia”

Resorte

(México)

“Opina o muere”

Fobia 

(México)

“Revolución sin Manos”

Por miguelaisidro

Periodista independiente radicado en EEUU. Más de 25 años de trayectoria en medios escritos, electrónicos; actividades académicas y servicio público. Busco transformar la Era de la Información en la Era de los Ciudadanos; toda ayuda para éste propósito siempre será bienvenida....

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