JUNIO 9, 2013
“Me miras diferente
Me abrazas y no siento tu calor
Te digo lo que siento
Me interrumpes y terminas la oración
Siempre tienes la razón
Tu… libreto de siempre tan predecible
Ya… ya me lo sé “
Corre. Jesse y Joy
Ese momento sí que duele. Cala hasta los huesos. Frío, confusión, falta de movimiento. El vacío que sientes no se puede describir con palabras. La desolación es similar a un edificio hace años abandonado. Momentos felices pasan frente a nuestra mente rápidamente y la seguridad de que no hay marcha atrás nos invade. El cerebro trata de ingeniar algo para solucionar lo que estamos sintiendo, busca desesperadamente la solución, pero nada nos alivia. El momento en el que nos damos cuenta de que la persona que ocupa nuestro corazón ya no siente lo mismo es uno de los más devastadores en la vida. No, no estoy exagerando. Cuando está perdida, loca, ciega y totalmente enamorad@ de alguien, el saber que ya no te corresponden puede romper a cualquiera. Todo se cae frente a nuestros ojos. Todo se nubla.
Y es ese momento, que probablemente antes no habíamos querido ver, el que nos hace entender muchas cosas: lo que antes era paciencia, ahora es mal humor. Lo que antes era pasar tiempo juntos, ahora es “no tengo tiempo”. Lo que antes era amor, ahora es desprecio.
Después al paso de los días llega un poco de resignación, esperanza disfrazada. Tratamos de hablar, de arreglar algo…tal vez un poco…tal vez las cosas no terminarán tan mal…tal vez es lo mejor…
Ahora que si la ruptura ha sido muy anunciada ya ni nos sorprende, ni nos entristece, ni nos impacta. Tal vez hasta nos tranquiliza, nos da expectativas: la ilusión de que las cosas ahora si van a estar mejor. Como antes…de enamorarnos.…
Angélica Cardona @angelicalocutora
Locutora y fan de la música
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