DE UN MUNDO RARO / Por Miguel Ángel Isidro
Urbano, blues, pop, electrónico, metal, punk, hardcore, ska, latino, progresivo y fusión son solo algunas de las variantes que las bandas y artistas del rock mexicano han desarrollado para plasmar su mensaje musical.
Es cierto que a lo largo de la historia del rock mexicano han existido bandas que se han dedicado simplemente a copiar o “tropicalizar” el rock anglosajón -desde las primeras agrupaciones de los 50’s y 60’s- hasta casos tan controversiales como el de PXNDX, banda emblemática del movimiento “emo” en México que se dedicó a plagiar descaradamente la música de prominentes bandas internacionales; sin embargo, es posible advertir que con el devenir de los años el rock hecho en nuestro país ha alcanzado una identidad propia. Y aunque otros géneros cobren mayor popularidad por algún tiempo, el rock se mantiene vigente y eventualmente nutriéndose de nuevos elementos para subsistir.
Continuemos pues con éste recuento:
11.- “Hurbanoistorias” de Rockdrigo González (1984)
Alguien dijo alguna vez -no sin poca razón- que la única manera de obtener reconocimiento en México es muriéndose. Y tal vez el caso del tamaulipeco Rockdrigo González sea una emblemática muestra de ello.
De manera seguramente involuntaria, Rockdrigo se convertiría también en la figura frontal del llamado Movimiento Rupestre, una corriente musical y artístico surgido en el entonces Distrito Federal a mediados de los ochentas a través de la cual un colectivo de agrupaciones y solistas buscaba reivindicar el valor de la música independiente, original y de identidad urbana. Artistas como Rafael Catana, Eblen Macari y bandas como Quáll y Trolebús formaron parte de dicha corriente.
“Hurbanoistorias” es una producción completamente independiente, integrada por 12 canciones que el propio artista compiló en formato de cassete y que vendía personalmente en sus presentaciones como complemento a sus ingresos.
Tras la muerte de Rockdrigo en los sismos de 1985, Discos Pentagrama reeditó éste material en formato de LP, así como un segundo material titulado “El Profeta del Nopal”.
Sus biógrafos señalan que al momento de morir, Rockdrigo se encontraba trabajando en su primera producción oficial, de la mano del productor, periodista y promotor musical José Xavier Návar, material que fue motivo de controversias legales y que finalmente se mantendría inédito, dando lugar a la leyenda urbana conocida como “Las cintas de Pepe Návar”.
Del material producido por Jorge Rosell extraemos éste genial tema: “No tengo tiempo (de cambiar mi vida”)
12.- “Valedores Juveniles”’de El Haragán y Cia. (1990)
Artista emblemáticos del rock urbano en México, Luis Álvarez, “El Haragán” es un cantautor que ha evolucionado musicalmente a lo largo de su carrera, desplegando géneros como la trova urbana, el rock y blues, el hard rock y hasta el rock sinfónico.
Producto de un concurso de talentos de su nativa ciudad de Tlalnepantla, Estado de México, Álvarez se embarca en la conformación de una banda denominada “El Haragán y Cia” con la que se ha presentado en escenarios de Mexico, Centro y Sudamérica, y muy especialmente en Estados Unidos, donde el rock urbano tiene una amplia base de seguidores.
“El Haragán” y su música son una verdadera expresión de la cultura popular urbana de México; y temas como “Mi muñequita sintética” forman parte del imaginario colectivo de toda una generación:
13.- “¿Dónde jugarán las niñas?” de Molotov (1997)
Ácidos, vulgares, irreverentes, contestatarios, genios, innovadores… adjetivos nunca faltaron para referirse al disco debut de Molotov, producido a la par por Gustavo Santaolalla y Aníbal Kerpel.
Un álbum que emergió en un momento en el que el rock mexicano necesitaba una buena sacudida; perdido entre la solemnidad de las bandas que querían sonar a Caifanes o la plasticidad de bandas que añoraban ser como los jaliscienses de Maná, a quienes parodiaron con el título de este álbum .
La crítica mordaz al sistema, la incorrección política y el sentido del humor alburero y cábula de ésta colección de canciones de apenas poco más de 44 minutos de duración total lo harían completamente cancelable en nuestro contexto actual.
En lo personal, lo que a mí me preocupa es que estén pasando más de 25 años sin que nadie se atreva a abordar con tal desparpajo nuestra muy cuestionable realidad nacional, con una genialidad tal que permita que el gran público se lo festeje, aún con la incomodidad de los medios tradicionales (hoy en franca decadencia), que se tuvieron que tragar a Molotov con tal de capitalizar, aunque sea en parte, ese éxito internacional que los ha llevado a presentarse en latitudes tan lejanas como Rusia.
Incluso las nuevas rolas de Molotov han perdido ese filo y contundencia que les dio popularidad en sus inicios. Ciertamente: los años y la edad no acarician…
El conjunto de piezas de éste disco es casi perfecto. Pero no nos andaremos por las ramas; recordemos este álbum con una sonora mentada de madre…
14.- “Cambia, Cambia” de Los Dug Dug’s (1974)
Tras el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro (1971) el rock mexicano fue brutal mente censurado de los medios masivos y en general de la industria del entretenimiento.
Durante década y media el rock mexicano fue relegado a espacios semi clandestinos (los infames hoyos fonkis, como los bautizó el escritor Parmémides García Saldaña), y prácticamente desterrado de la radio y la televisión.
Sólo un puñado de bandas fueron capaces de subsistir a condiciones tan adversas de trabajo; una de ellas es ésta agrupación oriunda de Durango (de ahí el origen de su nombre) encabezada por el indestructible Armando Nava.
“Cambia Cambia” sigue manteniendo el espíritu del rock psicodélico que siempre ha caracterizado a la banda, pero también implica la entrada del conjunto a un sonido más áspero y distorsionado.
Un disco que refleja fielmente el espíritu de resistencia de un movimiento musical que se negó a morir a pesar de las adversidades.
Su tema homónimo es simplemente electrizante:
15.- “Caricia Digital” de Chac Mool (1984)
Durante una buena parte de las décadas de los 70’s y 80’s, muchos músicos mexicanos con formación académica encontraron en el jazz y el rock progresivo alternativas de expresión musical, siendo Iconoclasta, Ruido Blanco y Chac Mool algunos de los más populares exponentes de este último género.
A inicios de la década de los ochentas, importantes bandas del progresivo internacional como Yes y Pink Floyd dieron un giro hacia un sonido más pop, provocando severas críticas de los puristas, pero llevando su música a nuevas y más jóvenes audiencias
Guardadas las proporciones, éste mismo giro lo experimentó este conjunto mexicano con su tercer material de larga duración, donde se permiten incursionar con sonidos cercanos al new wave y el hard rock, siendo el primero de sus discos en alcanzar una mayor presencia comercial en círculos no especializados (yo recuerdo haberlo comprado en Comercial Mexicana), y abrir mayores espacios para la banda en algunos segmentos de radio y TV.
Muy probablemente Chac Mool fue una banda adelantada a su tiempo. La producción lograda por Paco Rosas y Pepe Návar es de una calidad bastante aceptable, dando la noción de que en México era posible hacer rock con calidad y sonido digno de competir con los estándares internacionales. Definitivamente, una banda y un disco que merecen ser recuperados para la memoria de las nuevas generaciones.
Mi tema favorito de este álbum es “Vestir de Rojo”:
(Este recuento continuará…)
Twitter: @miguelisidro
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